La carcajada Carmesí

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dser
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La carcajada Carmesí

Mensaje por dser »

Me hubiera gustado publicar el fic de golpe y ya entero, pero es demasiado extenso, y parece que la trama argumental de one piece va más rápido de lo que preveía, esperaba que el pasado de doflamingo no se revelará hasta mediados del mes que viene y planeaba publicar este fic en el que llevo escribiendo desde octubre pasado antes de ello, es un fic/teoría sobre un posible pasado de tan carismático personaje. Haré varias entregas de él aunque oda halla mostrado la verdadera historia de Dofla.

Aunque es un fic y no sea bueno en exceso me gustaría de dedicarlo a algunas personas, primeramente a @do_flamingo , cuando empece a escribir esto hará 8 meses tu eras el único que no tenías un fic dedicado o escrito de aquel fantástico grupo, y me hubiera gustado solucionar eso antes, pero no he podido XD, en segundo lugar a blacky, mi "correctora", y a @lobo_lunar, catbulgar18, eriadacta por meterme el gusanillo de escribir fics. Sin más espero que os guste esta primera parte y os agradezco a todos aquellos que perdaís vuestro tiempo leyendo esto. La segunda parte la subiré a partir del 4 de julio que será cuando vuelva al foro.

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[center]La carcajada carmesí[/center]

Primera parte

-Mi vida escapa gota a gota. No lo puedo creer ¿todo acaba así? ¿Ni ruido, ni dolor, ni lucha, ni fanfarrias? ¿Un simple desliz y ya? ¿Para esto recorrí el camino, entré y luché? ¿Para no ser más que otra mota de polvo, otra hormiga a la que pisotear? Una simple anotación en un margen de este viejo y grueso libro que es la historia. No, yo no caeré así. Todo por lo que he luchado, todo aquello por lo que sufrí, todas las vidas que aplasté no caerán en saco roto.

-Empezando a recordar... -

En el aire flotaba un olor a tabaco, cuero, sudor y sangre. Tímidamente se podía detectar el olor a incienso que se usaba para tratar de camuflar el olor; ese olor que nunca podré olvidar, el olor de mi niñez, el olor que me empujó a luchar... Sonríe, lucha, sonríe, lucha, sonríe, lucha, y SALDRÁS DE AQUÍ. Ese era mi mantra, mi ley y lo único que daba sentido a mi vida. También fueron las últimas palabras que ÉL pronunció antes de tirarme a ese pozo de desechos humanos.
-Voz autoritaria y fría-: Escúchame bien. No necesito un saco de pulgas lloroso, nunca debiste haber nacido... pero lo hiciste; y tengo una responsabilidad. Hazte grande, fuerte, sobrevive y puede que llegues a ser alguien. Soy tu padre, así que te daré tres consejos:
Sonríe, no hay nada que infunda más terror que un sonrisa inalterable, si te golpean sonríe, si te insultan sonríe, si te apuñalan sonríe. Esa sonrisa es tu mejor arma, desconcierta, apabulla e impresiona; nunca lo olvides, esa sonrisa es tu escudo.
Lucha, nunca te rindas, solo estarás muerto cuando tu corazón no lata y mientras eso no ocurra, siempre hay una salida.
No pierdas el tiempo con banalidades espirituales, no existe el bien ni el mal, olvida esos conceptos. Los vencedores son los que crean los conceptos, su dogma es EL DOGMA. Lucha, crece y esfuérzate. Sé un gran hombre y podrás volver con ella.
Acto seguido, sentí un contundente golpe en la sien, y caí a lo que sería mi hogar durante los siguientes años; la mayor casa de esclavos y gladiadores de la parte sur del Red Line: "La Cuerda y el Muchacho".
También fue la última vez que vi a mi padre en 15 años, la quinta estrella.
Allí aprendí a ser como soy, duro, temible y sangriento, el nombre de aquel antro no era casual, les encantaba los números con cuerdas, y con muchachos, aquello no era agradable, una cuerda, un foso, un cuchillo y treinta mocosos, aquel "entretenimiento" eran uno de los múltiples servicios que esta gran casa brindaba a toda aquel que pudiera pagarlo, cualquier bajeza humana que se requiriera estaba en la amplia carta de servicios de esta casa.
Cada nuevo miembro era cuidadosamente examinado y escrutado, después era asignado a cada una de las tres categorías:
+Carne
+acero
+pupila
Todos los viejos, las mujeres poco atractivas y débiles eran asignadas a Carne , eran extenuados hasta la muerte en explotaciones mineras, agrícolas, ganaderas y cualquier otro tipo de servicio, cuando fallecían eran devuelto a las casa, servían de alimento a las bestias, también estaban destinados al comercio de esclavos, en esta sucia maquinaría que era la casa de esclavos no se desperdiciaba nada sin antes haberle sacado hasta el último berri de beneficio.
Los miembros del acero eran más variopintos. Niños de fuerte constitución, mirada desafiante y toscas maneras, de alta cuna, y muy mala leche, hijos del arroyo con ganas de camorra, tipos duros curtidos en la terminal grey, adultos fibrados, mujeres guerreras, viejos con condiciones óptimas, solo había un requisito, una espíritu de lucha inquebrantable. El peor grupo, pupila , allí iban los más bellos, todos de belleza incomparable, niños de mirada coqueta, dulces damiselas, hombres apuestos y delicados, todos entraban a la casa del vapor·, y allí entre vaporosas sedas, traslucidas cortinas y mullidos almohadones se les suministraba leche de loto, por eso los denominamos pupila , al consumir esta sustancia pierdes completamente tu voluntad, te conviertes en un autómata obediente y tus ojos parecen fundirse y adquirir un color lechoso resaltando aún más la pupila.
Eran vendidos y alquilados como esclavos sexuales, todos ellos, sin distinción de edad, sexo u orientación, era el peor destino que podía tocarte. Juré morderme la lengua hasta ahogarme en mi propia sangre antes de ser seleccionado como pupila .
Por "fortuna" me colocaron en acero , pero pertenecer a este grupo no era tan fácil, debías pasar una prueba, y después ir escalando posiciones, si suspendías la primera prueba, generalmente solo servías de forraje para bestias.
La prueba.
Para esta prueba no tenías ningún tipo de preparación, ni siquiera sabías que ibas a realizarla, después de ser preseleccionado para ser un acero me encadenaron a u grupo de adultos y niños, todos estábamos marcados con un gran número en la espalda, allí fue donde conocí a mi primer gigante, era un niño para su especie, apenas contaba con 30 años de edad, rondaría los 6 metros y medio, de torso ancho y musculoso.
Para mi sorpresa no era para nada lento, ni estúpido, como dolorosamente descubrí más tarde. Nos llevaron a una habitación cerrada, no, una habitación no es correcto, nos llevaron a un agujero, colgaron una soga, soltaron cinco puñales, y nos advirtieron con voz monótona mientras soltaban nuestras cadenas,-"tenéis una sola opción para salir de aquí, en el suelo hay una abertura, cuando este abertura se llene, la polea se soltará, solo entonces la cuerda bajará. Una vez agotado el límite de tiempo soltaremos a las bestias y moriréis. Todo aquello que caiga en la abertura, no volverá a salir, tenéis diez minutos y lo que os rodea para llenarlo."-
De repente se abrieron los muros que nos rodeaban mostrando barrotes y jaulas con fieras, y por encima de todo, un anfiteatro, repleto hasta los topes con gente de mirada ansiosa y salvaje, que agitaban puñados de dinero, mientras apostaban, para aquello eran los números, apostaban por quién saldría del agujero. Al fin y al cabo aunque esto fuera una prueba, no dejaba de ser un negocio, e iban a sacar beneficio de aquella orgía de sangre,
Éramos y seríamos gladiadores, luchábamos por nuestra vida, nuestra comida, y una promesa que todos sabíamos falsa, de comprar nuestra libertad si llegábamos al 5º nivel.
Creo que es hora de que os explique como se estructuraba la rama de acero en esta casa, como el acero, éramos moldeables en el calor de la forja, así se llama a la arena, la forja, constaba de cinco niveles,hierro,fundición,moldeado, templado y forjado. Todos empezábamos como hierro, teníamos que pasar la prueba de iniciación y si sobrevivíamos lo suficiente, seguíamos enfrentándonos a otros hierros y fieras, eran combates típicos, por parejas, individuales, pruebas en el "crisol", así es como llamaban al foso, si conseguías seguir vivo durante un año, ascendías a fundición, podías elegir tu indumentaria, en este rango tus combates, necesitaban ser más, como decirlo, más espectaculares, enfrentamientos contra grupos, luchas desarmado contra animales, interespecies, contra usuarios de frutas, etc. Tras un tiempo determinado, si sobrevivías claro, eras ascendido a moldeado, empezabas a contar con algunas ventajas, recibías entrenamiento marcial, podías tener tus propias armas, e incuso te daban una manta y un cuenco de comida propio. A partir de aquí solo tenías que molestarte en dejar de ser un simple número, debías conseguir un apodo, un nombre, las luchas eran más encarnizadas, aquí ya no era un simple juego, empezabas a mover dinero de verdad, se hacían apuestas sí, pero de grandes sumas, se conseguían padrinos, que movían las apuestas, intrigaban para diezmar a tus rivales, contrataban asesinatos para allanarte el camino, pero claro, tus rivales también tenían padrinos ..., los dos primeros rangos, eran espectáculos menores, simples teloneros, la mayoría de las veces luchaban en "el crisol" en el juego de subir la soga, tras dos años como moldeado y si aún seguías manteniendo todas tus extremidades y movilidad eras ascendido a templado, tenías un pequeño cuartucho propio, con catre, tu comida incluso era apetitosa, y tenías, bueno, acceso a la casa de vapor..., tus obligaciones consistían en entrenar a los rangos menores, luchar en la arena de forma muy ocasional y cierto tipo de misiones externas, asesinatos, contratos de mercenario, las cuales ocupaban casi todo tu tiempo, por supuesto el dinero se lo llevaban tu padrino y la casa, no tú, también ejercían como guardaespaldas y/o paladínes en la arena de sus señores padrinos si este lo reclamaba, previo pago a la casa. Si conseguías sobrevivir y demostrar tu dominio, algo así como sobrevivir unos 4 años, se te permitía desafiar al forjado, era el campeón de la arena, el demonio divino, era el único gladiador que ganaba dinero, cuando llegabas a este nivel volvías de manera regular a los carteles de la arena, se te fijaba un precio, si conseguías reunir la cantidad suficiente como para pagarlo, podías ser libre, aunque nadie conseguía vivir lo suficiente como para pagar su precio, al fin y al cabo la vida de gladiador es peligrosa, y con cierta regularidad ocurrían, … “accidentes”.
Un forjado era el capitán de la unidad de templados cuando salían en misiones de mercenarios o guardaespaldas, era el elegido de la arena para luchar contra otros campeones de otras arenas, y era el guardaespaldas personal del domine de la arena. Cada trabajo le dejaba una comisión del 2%, por lo que como ya he dicho, casi ninguno llegaba a pagar su precio. Como tal se le instruía en dotes de mando, se le daba algo de educación y algunos conocimientos sociales y de historia.
Os preguntaréis por los padrinos, que sacaba alguien de apadrinar a un muerto de hambre, a un gladiador, pues un jugoso porcentaje, ventajas en las apuestas, y como no, descuentos en la compra de Carne y el alquiler de pupila .
Volviendo a la prueba, inmediatamente todos supimos a lo que se referían con llenar la abertura, los más astutos se lanzaron a por los puñales, los más tontos se dedicaron a coger a los pequeños y lanzarlos contra las estacas del fondo de la abertura, yo me quede parado, atontado durante un segundo, fue demasiado, cuando pude reaccionar por fin, mi querido amigo el gigante me levantaba sobre su cabeza para estamparme contra esas bonitas y ya rojas varas puntiagudas, de repente lo entendí, iba a morir allí, no la volvería a ver, no volvería a jugar con ella, y algo se rompió dentro de mí, me empecé a carcajear como un histérico, no era un risa divertida, era un risa tenebrosa y tétrica, era la risa de alguien que se ríe de la ironía de la vida, de la certeza de su muerte, era la risa de un maníaco, la risa de un demente, desde donde estaba alcanzaba sus ojos, se los saque con mi propias manos, el apretó más, me rompió un par de costillas, no me importo, simplemente seguí riendo y empujando, recorrí con los puños las cuencas oculares, hasta tocar algo blando, tiré, el rugía, aflojo la presión me deja caer, aún agarrado a esa cosa blanda, cayó muerto al instante, sobre la abertura, le había estado tirando del nervio óptico con tal fuerza que le había empezado a sacar la materia gris. Mis brazos eran una mezcla entre rosa y gris hasta la altura del hombro, me los miré sin poder parar de reír, la mayoría se me quedó mirando extrañados, para muchos fue fatal, sus competidores más listos, aprovecharon las aberturas y poco a poco el foso se fue llenando de cadáveres, yo estaba en el centro de la vorágine riendo a carcajadas, sin saber cómo me había lanzado contra el resto, yo un pequeño crío con la mirada perdida, y la risa histérica, supongo que les desconcerté porque muchos cayeron ante mí, e incluso logré hacerme con uno de los puñales, entre los que estábamos armados nos encargamos del resto, y fuimos llenando la abertura, por fin cayó la soga, como era el más pequeño me dejaron subir el primero, tonto de mí, simplemente les daba miedo, cuando llegue a un altura peligrosa, me tiraron de la cuerda, por fortuna, la abertura rebosaba, y amortiguo el golpe, ese día en ese foso aprendí tres cosas, mi padre tenía razón, la gente común, en situaciones de vida o muerte se vuelve despiadada y tramposa, y que odio las traiciones, me lancé como un poseso hacia la cuerda, aún tenías ganas de reír, así que seguí riendo mientras les alcanzaba y les cortaba los tendones a lo que subían por encima de mí, las bestias esperaban abajo, ellos cayeron entre alaridos, yo me empape de ellos, y de su sangre, ese día el único que salió del foso fue una pequeña mancha rojiza, con el número treinta a la espalda, y que no paraba de sangrar y reírse, las bestias se hartaron de sangre, y los otrora bulliciosos espectadores guardaban un silencio sepulcral, el espectáculo había superado todas sus expectativas de sangre y violencia, además estaban mudos de asombro, nadie había apostado por esa pequeña mancha temblorosa, por el numero treinta.

Esa fue mi carta de presentación, y a pesar de solo ser un simple hierro yo ya tenía nombre, la carcajada carmesí, pronto me hice famoso, y escale puestos entre la jerarquía de mi nivel, y fui ascendiendo, me entrenaba, luchaba, mataba, pero sobre todo reía, la risa era mi escudo, mi firma, mi poder, aprendí a luchar con cuchillos, con kamas, con espadas, con martillos, pero mis preferidas, sin duda, no eran armas en sí, fueron el primer regalo de mi padrino, dos pequeños yoyos, con hilo de acero, rápidas, mortales silenciosas, y en apariencia inofensivas, mi sello, mi firma, mi arma, empecé con un par, pero pronto acabe dominando el estilo de lucha que finalmente desarrolle, cinco yoyos por manos, diez filos, diez golpes, y el control, pero eso no fue nada, pronto me di cuenta, que si quería triunfar, y salir de aquel antro y reunirme con ella tenía que destacar, gustar, y mover mucho dinero, tenía que convertirme en un show man, pronto me hice con una capa de plumas muy vistosa, rosa, y enorme, y unas gafas, esas gafas eran mi refugio, nunca me las quitaba, eran el paño que me alejaba de esa locura, el breve puente que mantenía cuerdo, además, me hacían más temible, junto a mi risa, si no se veía la expresión de mis ojos el temor en mis rivales aumentaban, y eso, junto con mi bonito espectáculo de marionetas, misterioso, pues desde la gradas no se veían los cables, me hacían la estrella, inevitablemente eso me hizo blanco de mis rivales, durante las frías noches tenía que dormir a rachas, vigilante de los “regalitos” de mis compañeros de profesión, hasta aquel día, el día de la lucha grupal.
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"No se con que armas se luchará en la 3ª guerra mundial, pero en la 4ª se luchará con palos y piedras" ALBERT EINSTEIN
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Yavim
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Re: La carcajada Carmesí

Mensaje por Yavim »

A mi me ha gustado bastante :D Podrías animarte y continuarlo.
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dser
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Re: La carcajada Carmesí

Mensaje por dser »

El cambio
Saque tres cosas positivas de mi estancia en ese antro, mis ideales, mi entrenamiento y por último, mi equipo, mi querido equipo, todo comenzó aquel día, cuando me asignaron a una lucha por grupos, era nuestra oportunidad para poder ascender, para convertirnos en templados, éramos una unidad de moldeados, solo tenía que conseguir derrotar al resto de equipos, era una battle royal, pero grupal, ganaba el equipo que aguantará de una pieza durante más tiempo, solo que esta vez el espectáculo era un tanto peculiar, para convertirse en un templado, hay que saber realizar las funciones de untemplado, es decir tener la capacidad de trabajar en equipo, y de proteger las vidas de quién se te asigne proteger, y cumplir tu misión, cueste lo cueste, es decir, renunciar a todo lo que un gladiador es, un superviviente nato, que solamente se preocupa de matar y dar espectáculo. Por ello en esa prueba no solo se nos obligaba a ser los mejores luchadores, sino también a velar por tu equipo, durante una serie de tiempo. Era una especie de juego de la bandera, se nos asignaba a cada equipo un carne, al que debía protegerse ante todo, el objetivo era, eliminar al carne de los otros equipos y mantener a salvo al tuyo, así como a todo tu equipo, o al menos que todos los miembros del grupo no tuvieran heridas letales, o miembros clave amputados, es decir, que siguieran pudiendo combatir.

Se podía eliminar a un equipo si dejabas incapacitado o matabas a al menos un 25 % del equipo, si no debías esperar a que finalizará la prueba, cuya duración, al ser un juego especial y un evento patrocinado por un rico rey de tierras brumosas duraba dos días, y como escenario tenía la recreación de un pueblo dentro del anfiteatro. Previamente al encuentro nos hicieron el reparto de equipos, todos nos conocíamos de vista, pues éramos miembros de la misma casa, y ya habíamos peleado antes para llegar allí, incluso con algunos habíamos sido rivales. Se formaron tres equipos, y nos informaron que ya había un cuarto equipo formado y aguardando en la arena.

Los equipos constaban de 5 componentes cada uno más el carne; en el mío contábamos con un okama, un viejo cabezón, un niñato que no paraba de dejarse comida pegada a la cara, un joven e impulsivo tirador, todo él encapuchado, y finalmente yo, “la carcajada carmesí”, por supuesto ellos también tenían sus propios epítetos y su renombre, “El rey de las mariposas”, “Mr. shogi”, “el demonio del bambú” y "sombrerero loco"

A nuestra carne la apodamos lily, era una chica pequeña, de unos tres años.

Decidimos dividirnos, la travesti, el viejo cargarian y defenderian a la niña, y el del bambú, "el sombrerero loco" y yo iríamos a diezmar y eliminar a los otros equipos.

El primer equipo no dio demasiados problemas eran unos recién ascendidos, desorganizados e impulsivos, dejaron desprotegido a su carne, un viejo decrépito en cuanto nos vieron aparecer, el demonio del bambú y yo interceptamos a los novatos, y “el sombrerero loco” se encargó del objetivo.

Los atacantes eran un grupo variopinto, dos tipos musculosos, armados con tridentes y lorigas, el tercero era un luchador cuerpo a cuerpo bastante impulsivo y quizá, lo más peligroso, el núcleo del equipo eran un espadachín y un tirador que quedó en la retaguardia, aunque también se lanzó al ataque.

Nuestro ataque comenzó con una granizada de balas por parte del sombrerero que bautizó como "burning stones, sunset", les había flanqueado por los tejados de las casas que nos rodeaban (los muy estupidos estaban en una plaza,), y saltó sobre el objetivo mientras le cubría de plomo con sus dos pistolas , dos revólveres magnum del 45 modificados con tambor de ocho balas.

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La modificación en sí, no era tanto al cuerpo de las armas, tan solo un par de cuchillas en forma de medialuna encima del cañón, como al tambor y las balas, pues nuestro estimado sombrerero tenía la mala costumbre de no disparar balas comunes, para él aquello estaba obsoleto, en cierto modo, explica como alguien que era un tirador, pudo sobrevivir durante tanto tiempo en una arena de combate, donde la mayoría de combates se celebraban cuerpo a cuerpo y a corta distancia, y donde además, se debía de dar espectáculo.


Sus balas eran unas bolas huecas rellenas con una sustancia un tanto especial, muy reactiva con el hierro de la sangre (las balas eran de un raro material conocido como teflón, apestaba al fabricarlo, por ello, al recordar el olor al de los sombrereros le dieron su apodo.Al impactar las balas el liquido de su interior se expande y atraviesa las grietas que se producen en las balas al deformarse estas por el impacto,infiltrandose en el torrente sanguineo. Cuando la sangre entra en contacto con esta sustancia, reacciona y comienza a aglutinar el hierro de la sangre en el punto de impacto y a,multiplicarse, hasta que finalmente la zona adyacente se transforma en puro hierro y el peso provoca que se parta esa parte del cuerpo y arrastra las venas y arterias al exterior en una sangrienta explosión.

Como imaginaréis nuestro sombrerero hizo una bonita piñata con el carne objetivo, pudo parecer una granizada de balas sin control, pero no lo fue, le disparó en ambos hombros, después en ambas rótulas y finalmente en la cabeza, el pobre hombre quedó reducido a una pulpa sanguinolenta en una fracción de segundos, eso era justo lo que buscaba el público, sangre, vísceras, emoción, al fin y al cabo, aquello era una arena de combate, la casa de muñecas estaba unos cuantos metros más adentro, y era mucho, mucho más cara.

El demonio del bambú , ese zoquete, aún recuerdo que la primera vez que le ví, y las ganas que tenía de aplastarle esa estúpida cara que se le quedaba cuando se dejaba comida en la cara, me crispaba los nervios, durante todo la maldita prueba se lo paso con un trozo de pastel de carne en la cara, ni siquiera se lo quito cuando empaló a uno de los de las lorigas con una de esas raras varas suyas se le cayó, era inquietante y fascinante a la vez parecía pegado con adhesivo. El era un chico raro, aproximadamente de mi edad,aproximadamente unos 10 años en aquel entonces, peleaba de una forma un tanto peculiar, luchaba con sus cañas de bambú y su cuerpo, era un estilo novedoso, mezclaba la lucha cuerpo a cuerpo y a distancia, usaba las cañas a distancia, disparaba a través de ella como si de una cerbatana se tratara, pero también le encantaba el subidón de adrenalina y la expresión en la cara de su rival al ser vapuleado, por lo que combinaba los disparos con golpes cuerpo a cuerpo con sus cañas, era bastante hábil, además tenía una curiosa habilidad, manejaba algo que él llamaba el estado de roca, como más tarde descubrí no era otra cosa que un haki con rasgos de armadura despertado de forma descontrolada.


Volviendo al combate, él se lanzó a por los de las lorigas y yo me encargue del forzudo y del espadachín, no fue difícil, el pistolero había retrocedido al oír los disparos de nuestro sombrerero, murió acribillado de manera instantánea, no le dio tiempo ni a desenfundar.

El demonio terminó rápidamente con los chicos de las lorigas, a uno lo derribó con un par de disparos de su cerbatana, en aquel entonces el muchacho lanzaba pequeñas semillas de girasol, pero debido a su habilidad estado de roca, desprendimiento de mañana confería a aquellas semillas la dureza de una roca, atravesaron fácilmente las protecciones de cuero del rival, primero le destrozó las rótulas de dos disparos y luego le aplastó la cabeza de un solo golpe. Con el otro tuvo un poco más de diversión, al ver como había quedado su compañero este se dio la vuelta y comenzó a correr, nuestro amigo no perdió el tiempo y haciendo gala de una increíble velocidad le dio alcance.

Lo arrinconó en un callejón y mientras se acercaba a él decidió montar un numerito, que le vamos a hacer, siempre a sido un tanto gallito, en lugar de andar en dirección a su presa él comenzó a correr y se lanzó contra una de las paredes del callejón, y desde ahí avanzó todo el trecho impulsandose de una pared del callejón a la otra, de forma que antes del encontronazo nuestro amigo se encontraba encima del chico de la loriga, este trató de anticiparse dando una lanzada con el tridente, pero el demonio del bambú simplemente apartó el ataque con una de las cañas mientras con la otra, aprovechando la gravedad, su peso y la caída le golpeaba en la cabeza. El impacto fue tan brutal que le partió todos los huesos del cráneo y del cuello, incluso el esternón. Murió en el acto. Fue muy tétrico según me contaron después, la caña estaba clavada en el lugar donde de bebes tenemos la fontanela, y estuvo cimbreando hasta que él la sacó.

Por mi parte me decidí a hacer un bonita función de marionetas con aquellos dos, pero no tuve ocasión, pues de repente sonó el clamor de la batalla cerca de donde habíamos dejado a lily y los otros dos, así que simplemente raje aquellos dos desgraciados.
El espadachín me plantó algo más de cara, bloqueo mis cinco filos la primera vez, el forzudo no fue tan afortunado, el pobre desgraciado lo intento, pero mi alambre era más afilado de lo que sus músculos podían soportar, no se si alguna vez habeís visto a un carnicero picar carne en una máquina de manivela,aquello fue muy parecido, le rodee desde los hombros a las rodillas y aprete, creo que os haceís cargo del resto . Una vez liberada mi mano izquierda no hubo mayores problemas con el espadachín, con dos de los cables le lanze una finta que esquivo bastante bien, lástima que en lugar de retroceder se hizo a un lado … justo donde otros dos de mis cables le rodeaban las piernas.De un brusco tirón le hice perder el equilibrio y le derribe. En ocasiones normales hubiera jugado un poco con él antes de ahogarlo, pero tenía mucha prisa, así que le rodee el cuello con el cable que me quedaba libre en esa mano, rompiéndole el tabique nasal apuntalé así el cable, el yoyo hacía de tope en su cara proporcionandome un punto desde el que ejercer fuerza, entonces tiré con toda mis fuerzas separando la cabeza del resto del cuerpo.

Por el camino nos reagrupamos, el del bambú y yo íbamos chorreando sangre, nuestro pistolero sin embargo estaba impoluto, debíamos ser un trío un tanto macabro, dos figuras ensangrentadas y goteantes a toda carrera y flanqueandonos desde los tejados una sombra negra.

Llegamos rápidamente a donde les habíamos dejado, un edificio aislado desde el que se podía ver llegar a cualquiera a distancia, el equipo rival rodeaba el edificio intentando entrar mientras mr shogi y el travesti les contenían, por el momento no habían comenzado un confrontación directa, les lanzaban el mobiliario del edificio sobrante, si habían actuado según el plan los muebles más voluminosos estaban tapiando los accesos a la casa. Os preguntaréis cómo algo tan simplón había detenido al otro equipo, bien, os diría que fue suerte, de no ser porque todo formaba parte de nuestro plan.

Nada más comenzar dejaron a lily en la azotea del edificio, camuflada, y casi todas las barricadas preparadas, después cada uno salió en busca de un equipo, y mediante señales, cebos,ataques relámpago de poco calibre y retiradas tácticas se las apañaron para guiar a un equipo contra el otro. Cuando empezó la batalla ambos se replegaron al edificio y nos dieron la señal para volver.

Teóricamente ambos equipos debían enzarzarse entre sí y debilitarse y entretenerse hasta que nosotros hubiéramos eliminado al otro equipo y volviéramos a terminar la faena, sin que ellos advirtieran que habíamos preparado la confrontación, ni que descubrieran la ubicación de lily . Pero sinceramente, era la primera vez que trabajamos juntos, el plan se improvisó rápidamente y sobre todo no sabíamos con quién estábamos jugando, no sé como salimos vivos de allí.

La cosa se torció en el momento en que el equipo que ya estaba en la arena arrasó literalmente al otro equipo, ni siquiera se pararon, los mataron a todos según aparecieron en su zona de alcance, eran buenos, muy buenos.

Como no se detuvieron pudieron seguir a nuestros amigos, y los rodearon, se disponían a asaltarlos cuando nosotros llegamos.

El otro equipo se componía, gracias a dios, únicamente de infantería, de haber tenido a gente de largo alcance, esta historia hubiera tenido un final mucho más temprano. Había dos hombres armados con lanzas, una mujer que portaba una espada bastarda, un hombre lo suficientemente alto para ser un semigigante que llevaba dos hachas inmensas, y lo que parecía un inofensivo anciano con un par de cantimploras gigantes. No había ni rastro de su carne.

Me impresionaron, no fue su armamento, ni siquiera el hecho de que hubieran aniquilado al otro equipo tan fácilmente, todo aquello podría haberlo achacado a que eran buenos, no. Fue que no se sintieron intimidados al vernos, no mostraron temor al verse rodeados,no, no, en realidad no era exactamente eso, era que nos vieron allí plantados, rodeandondoles, con aquellas pintas que llevábamos como salidos de un matadero, y aun así ellos no sólo no se preocuparon, sino que de hecho, fue como si se quitaran un peso de encima, como si ya pudieran dejar de jugar, como si, como si nos hubieran estado esperando para empezar la función. Y de repente lo comprendí, era precisamente aquello, no es que llegaran cansados de la persecución, no es que les sorprendieran las barricadas, es que querían ahorrarse el tener que cazarnos como a ratas, podrían haberlos matado al llegar, el semigigante podría haberse abierto paso como si partiese leña, pero decidieron armar bulla para atraernos.

Nos lanzamos hacia ellos, no podríamos haber hecho otra cosa, si aún estábamos todos y atacabamos desde distintas direcciones podríamos tener alguna oportunidad.

Cuando comenzó aquella prueba eramos 20 luchadores y 4 carne. Aquella noche volvimos 7 luchadores y dos carne. No me malinterpreteís no es que perdonasemos la vida a dos y a su protegido, interrumpieron el combate, ninguno nos teníamos en pies de las heridas, mi equipo sobrevivió entero, pero todos salimos muy malheridos, de ellos volvieron la chica y el anciano, el anciano murió a los dos semanas a causa de las heridas, ese hombre era tremendamente fuerte, le alcanzaron dos de las balas de nuestro amigo, sí, así es, pudo con dos balas revienta venas, era un monstruo.

Todo fue muy rápido, de pronto corríamos hacia ellos, el viejo movió las manos y de pronto frente a nosotros apareció una cortina de un material que en un instante se convirtió en una cortina de fuego blanco, ese hombre era capaz de generar potasio. El potasio es un elemento químico que reacciona violentamente frente al agua, aquel hombre generaba potasio y con las cantimploras lo hacía reaccionar provocando cortinas de fuego blanco, explosiones y demás reacciones desagradables. Si no hubiéramos advertido su carácter confiado quizá nos habríamos frito allí mismo, pero conseguí detenernos con mis cables al demonio de bambú y a mi. El sombrerero no se había unido a la carrera así que le devolvió el fuego al anciano, ambos desaparecieron por un callejón hasta el final de la lucha. Más tarde encontraron al viejo incosciente con dos balazos, por lo visto al recibir los balazos recubrió las balas de potasio realentizando así el efecto de las balas, pero por la sobredosis de potasio perdio el control de su cuerpo y solo pudo esperar a que el recubrimiento de potasio se disolvió, fue una muerte terrible cuando las balas hicieron su efecto, por lo visto le estallo a una de las pobres enfermeras de la arena. Lo lógico es que el sombrerero lo hubiera rematado, pero estaba demasiado ocupado tratando de morir con un 25 % de su cuerpo cubierto de quemaduras de tercer grado, tardó un tiempo en volver a ser el mismo.

Mr. shogi y el travesti se encargaron de los de las lanzas, el diablo asalto al semigigante, y yo me encargué de la monada de la espada bastarda, me gustaría decir que fue un paseo, que disfruté de los combates del resto, pero ni siquiera puede verlos, aquella bestia casi me mata, del resto solo se que mataron a sus rivales, pero a un alto precio, al diablo le partieron un brazo y 4 costillas, apesar de haber entrado en estado de piedra, creo que consiguió matar al semigigante cooperando con mr. shogi, algo de que le partieron las rótulas al tipo y le atravesaron el cráneo con la lanza del rival de mr. shogi. Del travesti nadie supo nada, ni siquiera el público, arrastro al rival dentro de la casa, se escucharon alaridos, y solo salio nuestro indefinido amigo, arrastrandose, pero vivo. Creo que usó los cuchillos, no llevaba ninguno de los 10 que acostumbraba a cargar, no conseguí arrancarle ni una palabra. Se a lo que sea le hizo crecer como luchador, o quizá deba decir luchadora, se volvió más temible.

Mr. shogi mató al suyo si demasiados problemas, solo una herida superficial en la frente, fue el que mejor librado salió, aunque luego el semi gigante le partiera una pierna. Le sorprendió saltando desde el tejado, el tipo no contó con que alguien de su edad pudiera moverse a tal velocidad, y es que este carcamal es uno de los mejores artistas marciales que jamás he conocido.

En cuanto a mi amiga de la espada bastarda me lo hizo pasar mal, corto e inutilizo 9 de mis 10 alambres antes de que consiguiera desmemebrarla, en realidad fueron solo los brazos, no es que tratase de ser cruel, no tuve más opción, no pude alcanzarla en ninguna parte vital hasta que logré cortarla ambos brazos, y para ese momento yo tenía un entresijo de cortes y heridas en el pecho que mi chaquetón de plumas paso del rosa al rojo.

Pasamos un tiempo en la enfermería hasta que todos conseguimos restablecernos, después nos ascendieron y nos asignaron misiones de escolta y protección, a liy la convirtieron en nuestra paje, nos atendía. Al principio todo era muy tenso ninguno nos fiabamos del otro, pero poco a poco fuimos derribando aquellos muros que nos rodeaban, aquella reticencia, aquella desconfianza, y fuimos intimando y confiando en los otros hasta convertirnos en más que un equipo, en una pequeña familia, incluso yo conseguí una fruta, tenías la admiración del público, contratos, respeto y favor de nuestros superiores. Fueron años felices, quizá por eso cuando llegó fue tan amargo, quizá por eso hice lo que hice, porque me traicionaron, nosotros habíamos convertido esos muros de desconfianza en un cálido huevo de amistad y ellos lo estallaron, ellos rompieron todo mi universo de nuevo. Ellos mataron a lily.


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P.d:
Yavim escribió:A mi me ha gustado bastante :D Podrías animarte y continuarlo.
Justo anoche termine la segunda parte xD. Gracias por el interés
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"No se con que armas se luchará en la 3ª guerra mundial, pero en la 4ª se luchará con palos y piedras" ALBERT EINSTEIN
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