OP: Grey Chapters ,,, FIC (Narrativa) Cap. final.

Foro donde los usuarios pueden demostrar su destreza artística dando a conocer sus fanfics, fanart, poesia, historietas...
Avatar de Usuario
Orwell
Recluta Privado de Segunda
Recluta Privado de Segunda
Mensajes: 112
Registrado: Jue Sep 05, 2013 7:53 pm
Edad: 32

OP: Grey Chapters ,,, FIC (Narrativa) Cap. final.

Mensaje por Orwell »

Bueno bueno, tras ver algunas de las fics que había por aquí, he decidido crear la mía propia con una idea que tenía de hace ya algunos meses. El mundo de la piratería tienes sus episodios grises, y llegan a ser grises muy oscuros... y sobre esta base comienzo mi fic, con base en el mundo de One Piece (no en la totalidad, ya habrá aclarariones en el futuro)
Aqui dejo el primer cap. Acepto comentarios, críticas y lo que me echeis.
Spoiler: Mostrar
OP: Grey Chapters.

Cap. 1: Presentación.

En una pequeña isla del West Blue. Año 124 de la segunda era.


- Tabernero, sírvame otra copa de whiskey, por favor. –Decía un hombre sentado en la barra, sin esperar a nadie ni hacer nada, sólo con la actitud de dejar pasar las horas bebiendo.
Rápidamente se término la copa. –Otra más. – Grito esta vez.
- ¿Por qué no te lo tomas con calma como siempre? –Contestó el tabernero.
- ¿Ya te has cansado de mi dinero, ya no vas a querer más? ¿Cuánto has ganado a mi costa desde que estoy aquí?
- En los cinco meses que lleva usted ya aquí, unos 200 ₴ diarios, pero hoy ya llevas eso gastado y ni siquiera es la hora de la comida.
- Y qué más te dará. Si te vas a quejar ponme otras cinco copas más, que ya me las iré bebiendo. Toma 1000 ₴. Cuando beba lo equivalente a esto me lo dices y me iré.

Tras dos horas más bebiendo el hombre se dio cuenta de un grupo de tres chicas jóvenes, no mucho más que el propio hombre, que estaban sentadas al otro lado de la barra.
- Tabernero, sírvale una copa de whiskey a cada una de esas chicas.
- Esas chicas no beben, chico.
- Que hagan con ellas lo que quieran, usted sírvaselas. –Dijo siempre con modales aunque con la voz alta.
El camarero se acercó a las chicas y les ofreció las copas tal y como ordenó el joven hombre de la barra. Una de ellas se mostró reticente a la petición, aunque las otras dos amigas aceptaron con una sonrisa y levantando su copa hacia el chico. Este les saludó de igual modo, bebió todo de un trago, estampó el vaso contra la barra llegando a romper el vaso e incluso agrietando levemente la madera y finalmente dijo:
- ¡Tabernero! Ya sabes, ponme otro, el vaso este lo recojo yo.
- Te vas quedando sin crédito.
- No jodas y llena. –Replicó al tabernero. –Y a ti chica, ¿qué te pasa? ¿Por qué no bebes? –Dijo mientras miraba fijamente a la joven que no aceptó su bebida.
- No me gusta, no suelo hacerlo. Me deja demasiada mala sensación.
- Si después de uno bebes otro la sensación siempre mejora, siempre va a más. Te da una calidez que hace soportable la vida tan amarga que hay en esta pequeña isla. –Dijo dirigiéndose a las chicas aunque con la mirada al enorme espejo que había tras la barra. -¡Tabernero!, sírveles otro trago a las chicas.
- No. Aquí se acaba el juego. Toma una última copa para ti. Tómatela y lárgate de aquí. –Dijo el camarero con voz muy seria y aspecto de estar muy enfadado. –Eras más amable cuando llegaste y apenas hablabas nada y te tomabas nada más que una copa.
- Hay dos tipos de personas en el mundo tabernero. –Habló el joven con una voz más grave que nunca, intentando mostrar seriedad en lo que decía. –Hay dos tipos de personas en el mundo, las personas que beben y las personas que sirven a los que beben, y tú estas en el segundo tipo. Sírveme a mi y a ellas.

En el bar, la gente que había empezaba a mirar curiosamente y con disimulo la escena que había en la barra. Temían que el tipo fuera peligroso y esto acabara en una discusión terminada en pelea.
- Las chicas son de las que no beben, un nuevo grupo. –Desafió el tabernero al joven.
- Los que no beben no se les pueden considerar personas, solo máquinas, simples objetos de la moral establecida e impulsada por leyes obsoletas de hace siglos que junto a creencias primitivas dicen que este líquido, esta maravilla de líquido, junto a su sabor y en especial a sus efectos son los causantes de todos los males. ¡Mentira! Si todo el mundo bebiera y descubriera los efectos del alcohol el mundo a día de hoy sería más pacífico, ya que no habría maleantes ni personas centradas en lo material de la vida, si no que estaríamos todos abrazados y cantando en tabernas como estas, creando vínculos de amistad mientras que sentimientos de alegría brotarían en nosotros. Todo gracias a que todos bebiéramos alcohol, -el hombre continuó su discurso subido en la barra- que es lubricante natural para aquellos que crean en la existencia del alma. Algunos dicen que fue creado por una fuerza del mal para confundir a las personas, pero solo fue creado para darnos momentos felicidad. Uno copa para demostrar la humanidad de la persona, dos para la felicidad. El resto son castigo.
Todo el bar quedó enmudecido ante tal discurso, algunas personas sonrieron en señal de complicidad con las palabras del joven. Otros siguieron leyendo su periódico con indiferencia, mientras que las chicas simplemente quedaron entusiasmadas ante el monólogo y las ideas que exponía sobre algo que prácticamente desconocían como era el alcohol.
- Tabernero. –Llamó el joven una vez más.
- Ya no te puedo servir más con lo que me diste, y baja de ahí ahora mismo.
- No viejo no, ya no quiero más. Sólo quería preguntar cómo se llama esta isla.
- ¿Llevas cinco meses aquí y no lo sabes?
- Nunca me ha importado realmente. Ah, por cierto, ¿y dónde está la base de la Marina mas cercana?
- Por lo que veo ahora te interesa todo. Y yo cuando te pregunté como te llamas no me lo quisiste decir-
- Ya te dije que no era asunto tuyo. Respóndeme.
- Estúpido. La base más cercana de la Marina es una de bajo rango que hay en una isla a 18 millas de aquí, en la Isla Dekar, que cubre todo nuestro archipiélago.
- ¿Esta isla está integrada en un archipiélago?
- Si, el archipiélago del extremo oeste. Y esta isla se llama Stuan.
- Adiós viejo, gracias por la info. –Dijo mientras se bajaba de la barra de un salto y salió por la puerta dejando las miradas de los clientes atrás. Minutos más tarde, en esa misma taberna, varias personas que no habían bebido nunca pidieron lo mismo que ese joven “tan alborotador”.
El hombre se dirigió a un árbol, alejado del lugar, donde sabía que no pasaba apenas gente, alejado de la costa. Se desnudó y se tumbó de modo que el sol le pudiera dar de lleno. Sacó una pipa de hecha de madera de coronilla y sacó tabaco que fue plantado en esta misma isla, lo que sumó en su favor a la hora de elegir quedarse allí por unos meses. Y empezó a fumar hasta dormirse. Ritual que inició hace tantos años que ya ni se puede acordar.
Pasaron unas horas unas horas y se despertó. Tras unos minutos más pasó una chica por el monte, cerca del árbol donde el joven se encontraba, y se acercó al verle, aunque se arrepintió y se dio la vuelta cuando cayó en la cuenta de que este estaba desnudo.
- ¡Eh! ¡Chica! ¿Dónde vas? –Gritó el chico al verla.
- Esto… yo… yo pasaba camino a casa.
- Sólo hay una casa en la zona, y tú vas en la dirección contraria. ¿Te has girado por mí? Me ofendes… y me haces daño. –Dijo sonriendo. –Además, pensaba que esa casa estaba abandonada.
- Llevo unos días aquí, junto a mis padres. Este es el lugar donde nació mi madre y venimos de visita cuando podemos. –Dijo con la mirada apartada.
- ¿Por qué rehúyes la mirada? No será que… no has visto nunca un hombre desnudo ¿verdad? – Y empezó a reír el chico. -¿Cómo te llamas?
- Yo… yo… me llamo…
- Déjalo, no te veo segura de que quieras contestar. –Interrumpió el chico. –Además, en realidad no me importa una mierda. Solo eres una niña. Lárgate de aquí.

De repente las campanas sonaron para toda la isla, eran las seis de la tarde. El chico se levantó y vistió mientras la joven chica se fue. El joven fue al pueblo a buscar un Den Den-Mushi por el que hablar. Recordó haber visto uno en la taberna. En realidad solo pudo haberlo visto allí, puesto que no visitó ningún otro lugar durante su estancia, aparte del árbol donde dormía. El ambiente se estaba cargando, cada vez se notaba una mayor presión en la isla, aunque esta era casi imperceptible. Llegó a la taberna dando un portazo.
- Otra vez tú… esperaba no volverte a ver hoy. –Dijo el tabernero.
- Ey viejo, dame tu Den Den-Mushi, será una llamada corta.
- Antes hablabas con más modales.
- Hoy se te ve muy valiente contestándome a todo, viejo. Trae eso. –Contestó mientras él mismo cogió el objeto.

En la isla Imadis, también del West Blue. Un par de minutos antes. En una mansión en la costa de la capital Imad.

- … quince… dieciséis… diecisiete… dieciocho… diecinueve… y veinte. ¡Si joder! Vuelvo a estar más que en forma, vuelvo a mi juventud.
- Bromeas, ¿verdad Friedrich? Tú eres joven, no superas ni los 30 años. Aunque hace no más de un año hacías el triple de fondos con solo tres dedos sin sudar. No se qué te ha dado en esta última semana con volver a estar en forma, pero no vas a compensar todo este puto año de tocarte la barriga con la uña.
- Que te jodan, cuando puedas hacerlo tú me avisas. Además no he estado parado todo el año, ¿y el ejercicio que hacíamos juntos lo has olvidado? Y no me dirás que en la cama no lo daba todo nena.
- Si, si… todo un semental, ¿temes a que diga lo contrario?
De repente suena un ruido, de un teléfono sonando.
- ¿Qué es eso? ¿Es un Den Den-Mushi? ¿Desde cuándo tenemos uno aquí? –Dijo la chica.
- Mierda, ¿a qué fecha estamos? –Comentó asustado Friedrich. –Joder, ha pasado ya el tiempo sin darme cuenta. ¡Ey! No vayas a cogerlo joder.
- ¿Quién llama? –Contestó la chica, la cual estaba desnuda, a la llamada haciendo caso omiso.
- ¿Tú quién eres? Pásame a Friedrich. –Dijo una voz joven al otro lado. Se notaba serio y parecía que había murmullos alrededor de esa voz.
- Pregunté yo antes por quién eras, me debes contestar, pareces otro conocido de Friedrich sin modales que no para de moles…
- Ey, ya me ocupo yo. –Dijo Friedrich cogiendo el altavoz. –Este no es un simple conocido, es algo más.
- Friedrich… 400 días. Ya han pasado. –Dijo la voz al otro lado.
- Bastardo, veo que no se te olvidan las cosas. Dime, ¿se te olvidó la abstinencia? ¿O te has portado bien?
- Nada de drogas, ni de robar, tampoco jugué, ni forniqué. Tampoco maté a nadie. Ni siquiera lastimar.
- ¿Y qué hay del alcohol y el tabaco?
- Ya sabes lo que pienso de ello, una copa cada día para ser…
- … persona. –Interrumpió Friedrich terminando su frase. –Estoy en la isla Imadis, ciudad de Imad, en el West Blue. Busca la casa más grande.
- Cojo mi barca y me dirijo enseguida.
- Tu falta de actividad no te habrá hecho débil ¿verdad?
- Salgo de la Isla Stuan.
- No has respond… -De repente se cortó la conversación.
- ¿Quién era? –Preguntó la chica desnuda.
- Respóndeme sin tonterías, ¿cuánto se tarda de la Isla Stuan hacia esta?
- Un día en un barco normal.
- Pues tienes dos días para marcharte. Y con ropa.
- ¿Qué había de tu norma de ir siem…?
- Mejor vestida a partir de ahora.

De vuelta a la Isla Stuan.

- Ey viejo, dame un mapa del West Blue.
El chico joven se dirigió corriendo hacia el sur con paso firme, donde se encontraba el embarcadero a recoger la barca con una pequeña vela que dejó allí cuando llegó. Antes de ello subió a uno de los barcos pesqueros que había cerca, se acercó a uno de los tripulantes que llevaba el timón y le robó la brújula que llevaba. El compañero forcejeó para recuperar el objeto, pero acabó tirado en el suelo dolido por un puñetazo que le propinó el joven. Hizo un último viaje al pueblo antes de partir, se le olvidó alcohol para el duro viaje y llegó a la taberna. Se mostraba más sonriente que nunca, más decidido, más imponente, más dominante. Llegó a la barra y cogió una botella entera de whiskey.
-Viejo, esta no te la pago. Creo que ya has ido bien servido a mi costa estos cinco últimos meses. –El tabernero al notar tal presencia quedó enmudecido. Después se dirigió al resto de clientes. –Pueblerinos varios, alcen sus copas y beban… y beban y disfrútenla, nunca se sabe cuando puede ser la última. –Sonrió maliciosamente.
Con paso lento se dirigió a la salida de la taberna, observando la situación. Llegó a la puerta y al salir, cerró esta de un portazo, con el que todo el pueblo, literalmente, se estremeció.
Todo estaba calmado ahora, en su barca puso rumbo al sudeste. Eran las siete de la tarde. Se encontró varios barcos por el camino que parecían tambalearse, o estaban totalmente parados. También se cruzó con una barca de la Marina, ellos estaban agitados, aturdidos. Algo les había azotado con lo que entraron en pánico. El joven siguió con su camino, con viento ligeramente favorable y remando, para llegar lo antes posible. Con ritmo imparable, descansando para beber, bebiendo para descansar, revisando la brújula para controlar su camino. 30 horas le hicieron falta para llegar. No durmió, pero no estaba cansado, solo excitado con la idea de volver a ver a Friedrich.
Dejó la barca en el puerto de la ciudad, eran las 2 de la madrugada, pero no impediría que fuera a encontrar a ese tipo, ya sea a gritos o a golpes. Pero le fue fácil por la indicación que le dio de buscar la casa más grande. Una mansión sobresalía en todo el pueblo, y allí se dirigió.
- ¡Friedrich! ¿Dónde te metes cobarde? ¡Sal de donde estés! Ya he llegado.
- Jodido escandaloso hijo de perra, ya ha llegado, y a ti te dije que te largaras. –Dijo Friedrich mirando desde la ventana al otro hombre.
- Ahora sería raro que saliera. Además, quiero conocer a ese tipo, lo que me has contado de él es interesante. –Dijo la chica que la acompañaba.
- Ya te veo. Voy hacia ti. –El hombre saltó la valla de tres metros y se dirigió hacia la pared de la mansión, que trepó hasta llegar a la ventana donde se encontraba Friedrich. –Abre, joder. No querrás que la rompa.
- Pasa, jodido bastardo.
- Te tengo dicho que no me digas eso. ¿Quién es la chica? ¿Por qué no está desnuda? ¿Qué había de tu norma de no estar acompañado de chicas vestidas?
- He hecho la excepción sabiendo que tú vendrías pronto.
- Nos presentarás, ¿verdad? –Pidió la mujer. –Déjalo, me presentaré yo misma, me llamo Karen Nuk. Creo que ya hablé contigo cuando telefoneaste.
- Así que eras tú… interesante.
- Cuidado con cómo la miras. –Intervino Friedrich.
- Calma Fried. –Dijo sin parar de mirar a la chica. –Yo me llamo Karl. Simplemente Karl.

Isla Stuan, 22 horas antes.

La isla está calmada, sin bullicio, sin ruidos, los pesqueros llegan a puerto, lo normal a esta hora, antes de que comience el día.
- Joder, como me duele la cabeza. El cabrón que vino a robarnos ayer me golpeó fuerte. –Dijo uno de los pescadores, mientras amarraban el barco al embarcadero.
- Y todo por una brújula. Aunque es raro, yo sigo teniendo ciertas molestias en la cabeza.
- Mira esto. No hay nadie en el embarcadero.
- ¿Qué ocurre? Esos tipos tumbados en las cajas. Despiértalos y diles que ayuden.
- No parece que duerman… están en posiciones muy incómodas. El pueblo, algo sabrán allí. Vamos.
Tras correr unos minutos hacia la población se encontraron el mismo panorama de gente tirada dentro de sus casas, por la calles, por las tiendas… La decisión de los pescadores fue de llamar a la Marina, que tras un par de horas, llegaron y analizaron la situación.
- No comprendo nada, señor. –Se dirigió un sargento de la Marina a su capitán.
- Yo me hago una idea, pero será mejor que llamemos de urgencia al Vicealmirante Vega. Estará en pocas horas aquí.
- Señor, nos confirman de la supervivencia y la vuelta a la consciencia de uno de los pueblerinos, al parecer es dueño del bar de la isla.
- Tráigalo aquí, tenemos preguntas que hacerle sobre lo que pudo haber ocurrido. Llama también a la prensa, si es un mal grave, sería conveniente alertar al resto de las islas de la zona para que fueran con cuidado.

Vuelta a Imad, en la isla de Imadis.

- Karl, te podrás alojar en una habitación de la planta baja para que pases la noche. Pero no me respondiste a la pregunta que te hice cuando llamaste. ¿Sigues en forma? Para lo que viene ahora no se puede ser débil.
- ¿Cuándo llega el periódico aquí?
- Mañana al medio día.
- Pues mañana tendrás la respuesta. Busca las noticias de la isla Stuan.
- Dijiste que durante los 400 días no hiciste nada, bastardo.
- Lo que hice fue después de que pasaran, no infringí las reglas Fried, lo sabes.
- Mañana hablamos.

Pasó toda la noche y parte de la mañana. Todos en la mansión dormían. Karl por cansancio de haber estado 30 horas seguidas remando. Friedrich y Karen porque no suelen levantarse temprano. Llegó el medio día y el ave que repartía la prensa soltó el periódico justo en la puerta principal. El inaudible ruido que hizo al caer despertó tanto a Friedrich como a Karen, Karl seguía acostado.
- Voy a por el periódico. –Dijo Friedrich. –Tú mientras vuelve a quitarte la ropa.
- ¿Ya no te importa que tu amiguito esté aquí para verme?
- De todas formas él también acabará desnudándose tarde o temprano para descansar.
- ¿De verdad? ¿También le vas a obligar? –Preguntó la chica interesada.
- No. Lo hará por él mismo. De todas formas, tú simplemente no le provoques. Tiene que estar sensible en cuanto a mujeres en estos momentos, y no quiero compartirte con él.
- ¿Crees que haría algo así? Gilipollas, no soy una prostituta.
Friedrich fue a por el periódico cual amo de casa y en portada de las noticias del West Blue se encontró una noticia de última hora. La leyó serenamente hasta terminar. Se fue directo a la habitación donde se encontraba Karl y armando ruido le despertó.
- ¡Maldito idiota! Si vas a hacer algo hazlo bien.
- ¿Qué pasa? ¿Qué ocurre? – Dijo Karl desorientado.
- Lee la maldita noticia.
- Por fin han llegado mis hazañas, no se de que te enfadas, aquí está la prueba de que nunca me volví débil.
- Lee la noticia jodido bastardo.

Matanza en la isla Stuan.

URGENTE.- El suceso que le vamos a contar a continuación ocurrió hace apenas dos días, si tienen alguna información adicional llamen a los cuarteles de la Marina más cercanos.

En la isla de Stuan, la Marina ha confirmado el asesinato de un total de 467 personas, prácticamente la totalidad de la isla, más tripulantes de barcos que paseaban por la costa. Entre las victimas debemos lamentar niños y niñas pequeñas, además de ancianos. La Marina fue llamada por un pesquero que al llegar a la zona inmediatamente se dio cuenta de los hechos.
Solo hubo un superviviente dentro de la isla, un hombre mayor del que no vamos a dar más datos que pudo identificar al posible causante de los daños. La descripción proporcionada por él fue la de un hombre alto, fuerte, joven de unos 27 años, de raza humana y blanca, aunque muy moreno y curtido por el Sol. Dicen que lleva un tatuaje en su clavícula izquierda, aunque desconocida la forma y cicatrices varias por todo el cuerpo. La última vez que fue visto llevaba unos vaqueros oscuros, camiseta roja y siempre lleva chaqueta de cuero negro. Su vestimenta habitual solo cambia con el color de las camisitas, que suelen ser normalmente oscuras. Esta descripción fue confirmada por un pescador que dijo haber sido golpeado y robado previamente por este mismo sujeto.
El Vicealmirante Vega, que se acercó a la zona tras conocer los hechos, determinó que ninguno de los cadáveres había sufrido daños físicos, y determinó que la causa de la muerte fue por un ataque generalizado con Haki. La peligrosidad del sujeto es elevada, pero aún no se le buscará por medio de recompensa al desconocerse más detalles.
Deseamos que cualquier detalle de utilidad sea informado con la mayor brevedad posible.


- Mierda… el jodido viejo de la taberna. Debe de ser más fuerte de lo que aparentaba. –Murmuró Karl.
- ¿Eso es todo lo que vas a decir?
- Hay que matar a ese cabo suelto.
No asustaros de la extensión. Los siguientes serán más cortos :| :wink:
Última edición por Orwell el Vie Ene 24, 2014 7:41 pm, editado 4 veces en total.
Avatar de Usuario
Orwell
Recluta Privado de Segunda
Recluta Privado de Segunda
Mensajes: 112
Registrado: Jue Sep 05, 2013 7:53 pm
Edad: 32

Re: OP: Grey Chapters ,,, FIC

Mensaje por Orwell »

Y dejo el siguiente capítulo ya mismo. La frecuencia con la que publicaré los siguientes espero que sea semanal, aunque siempre intentaré ir con 3 capis escritos de adelanto a lo que publique.
Spoiler: Mostrar
Cap. 2: Más noticias.


- ¿Cómo cojones habrá quedado un viejo vivo? –Se preguntaba Friedrich alarmado.
- Tal vez fuera alguien fuerte con anterioridad, un pirata o un marine retirado, o incluso un cualquiera de espíritu fuerte, aunque a simple vista no me lo pareció.
- Siempre subestimas a la gente.
- Es lo normal cuando todos son más débiles que yo. –Zanjó la conversación Karl elevando la voz.
Tras unos minutos Friedrich volvió a hablar. –Como ese viejo dé más datos de ti, debemos preocuparnos de que nos descubran y nos vean venir en nuestros futuros planes, cosa que no nos conviene si queremos seguir en la sombra por un año más antes de descubrirnos. La llamada de atención estuvo bien para que los Yonkos vieran un futuro peligro, pero no está nada bien que sepan de parte de quien viene. Tampoco nos interesa que la Marina nos persiga.
- Esos últimos no me preocupan nada.
- Otra vez subestimando Karl. No se si habrás estado atento a las noticias durante tus 400 días, pero desde hace un año y medio, tal vez algo más de tiempo, la Marina se ha estado haciendo fuerte.
- La verdad que si no pude tener mis vicios tampoco quise tener información. ¿Qué pasó con la Marina para hacerse tan fuerte? ¿Consiguieron alguna Akuma no-mi?
- Una fuerte, de las logias, y un par más de bastante nivel, según los rumores. Además, han instalado su primera base en el Grand Line, cerca de los Cabos Gemelos. En los dos últimos años se podría decir que han triplicado su poder.
- ¿Qué logia han obtenido? –Preguntó Karl con un renovado interés en el tema.
- No tengo la seguridad para responderte a eso, he oído casi todo tipo de Akumas que tienen, pero no se cuál será la que poseen en realidad, ni su portador. Lo cierto es que las tienen, y con ellas lograron levantar la base de la que te he hablado además de pacificar finalmente el North Blue. Lo tienen casi controlado, los piratas que quedan son de alto nivel y tienen tratos con ellos. Por cierto, también he escuchado de otro rumor, también relacionado con la Marina y las armas de guerra, y esto si puede cambiar las escalas de poder en este mundo en el que vivimos…

Karl y Friedrich continuaron hablando durante toda la mañana, poniéndose al día con el mundo en el que les rodea, comentando sus planes para los que habían esperado durante más de un año, y sobre que hacer con su cabo suelto.

- Tendremos que dejar pasar por el momento a ese maldito viejo. –Dijo Karl en un ataque de lucidez. –Es obvio que no se va a quedar en una isla llena de gente asesinada después de haber estado allí. Con total seguridad la Marina lo tendrá en custodia en alguna de sus bases.
- Además te ha visto a ti. Y ser testigo de alguien con tu poder significa ser vigilado por alguien de alto rango. Y por mucho que podamos matar a todos los que habiten esas bases en este mar, no es aconsejable exponerse delante de tantos marines y sus posibles cámaras. –Reafirmó Friedrich.
- Está bien, Fried. Y una vez descartado el asalto a las bases del West Blue, ¿cuándo salimos rumbo al Grand Line?
- ¿Estás impaciente por ir? Seguro que lo que primero quieres hacer es la visita a Ka, maldito bastardo.
- Pues claro. Su laboratorio nos puede ser muy útil para nuestro objetivo.
- Nuestro objetivo no es meternos todas sus creaciones como drogas.
- Pero tendremos tiempo para hacerlo, es más, lo necesito ya. La puta abstinencia me ha matado. Tengo más ganas que nunca de volver a la rutina del año anterior.
- Sabes bien que pudiste morir joder, de hecho…
- Que te jodan. –Interrumpió Karl. –De hecho no estuvimos tan vivos como en aquella época. Era entonces cuando lo sentíamos todo. Cuando nos dimos cuenta de nuestro propósito en la vida, del propósito de nuestra fuerza. Tenemos que llegar más lejos que cualquiera, imponer una libertad total, recuerda nuestra ambición y que no nos podemos conformar con cualquier cosa. Tenemos el poder para algo más.

Tras una pausa tensa por el pequeño monólogo de Karl, volvieron al plan anterior.
- Tendremos un barco en condiciones para salir en dos días, por la mañana, en cuanto salga el sol. –Dijo Friedrich. –Por el momento sigamos ultimando los preparativos y te diré cual será nuestra red de contactos a partir del Grand Line, empezando por Ka.
- Está bien. Creo que ya es hora de comer, ¿por qué no llamas a tu amiga desnuda para que se una a nosotros?
- Contaba con ello, pero estará vestida. Y nada de pasarte con ella, bastardo.
- Serás un puto imbécil Fried, esta actitud es la que te hacía no tener amigos cuando eras más joven. Eso y que los matabas si veías que alguien no te obedecía.
- Ahora tampoco los tengo, solo conocidos convenientes. Estoy harto de tener putos amigos idiotas, solo son una jodida carga, al igual que fue Howard.
- Cuidado con lo que dices de él. Howard te patearía el culo rompiéndote el esfínter si te escuchara.
- Por eso lo digo, porque no me escucha ese maldito engreído.
Llegaron al salón donde se encontraba Karen, con su pelo suelto que le llegaba a los hombros y que estaba sentada cual modelo con tal belleza, leyendo el periódico de la mañana.
- Chica, ven a comer algo de fruta con nosotros. –Dijo Karl, ofreciendo un mango a Karen.
- Gracias hombre.
Tras una comida agradable, se dirigieron los tres al patio trasero de la mansión a descansar, donde Karl empezó a desnudarse para empezar su ritual de tomar el sol apoyado en un naranjo que había situado en el jardín. Cerró los ojos y empezó a entrar en sueño. Mientras, Friedrich y Karen hablaban de Karl como riéndose de él, comentando que tanto sol le afectaría al cerebro.
- ¿Qué es ese tatuaje que lleva en su espalda? –Preguntó Karen a Friedrich.
- Es como un emblema, no le des más importancia.
- A propósito, he leído algo extraño que venía en el periódico hoy. –Continuó Karen con la conversación. –Decía que el último reino del East Blue, no me acuerdo ahora del nombre, entró en caos y en un vacío de poder y de orden provocado por la marcha del heredero al trono.
Karl abrió los ojos, atento a la conversación y miró directamente a su compañero.
- Karen, ¿ese reino era el de Hatasbara? –Pregunto Friedrich.
- Sí, ese es el nombre. ¿Cómo lo sabes? Yo creía que ya no había ningún reino en el mundo.
- ¿Dónde está el periódico? ¿Ponía por qué el gilipollas del heredero se fue? ¡¿Y el periódico?! –Chilló al final Friedrich.
Karl se levantó inmediatamente y fue a leer la noticia junto a Friedrich. Era un artículo corto, sin detalles. Solo ponía la marcha del heredero junto a parte de su ejército real en barco hacia el Grand Line.
- Fuera de bromas Fried. Ahora si que necesito destrozar a alguien con mis propias manos. –Dijo Karl.
- ¿Qué os pasa? ¿Por qué esa reacción exagerada? ¿Tenéis algo que ver con ese país o qué? –No paraba de preguntar Karen.
- No necesitas saber nada de eso ahora chica. –Habló Karl. –Fried, creo que debemos cambiar de planes y dirigirnos para el East.
- De vuelta hacia nuestro East, creo que no hay discusión. ¿Pero qué haremos una vez que estemos allí, bastardo?
- Lo pensaremos de camino, y no es el mejor momento para que me llames así. –Dijo Karl con enfado. Tomaremos mi barca para hacer la primera mitad de la Reverse Mountain, haremos lo mismo que cuando lleguemos allí. Saldremos mañana al amanecer. ¿En cuánto tiempo estaríamos allí?
- Un par de horas con viento favorable y si remamos, esta es la isla más cercana al la Reverse Mountain en este mar.
- No se si me he enterado bien. –Intervino Karen. –Pero, ¿vais a pasar de un mar a otro por la Reverse? Allí todas las corrientes son ascendentes excepto la que va al Grand Line. ¿Cómo pretendéis pasar a otro mar diferente?
Karl y Friedrich la miraron con seriedad y la mirada inquisitiva, como si sobrara en la conversación y aún así contestaron ambos compenetrados. –Bajaremos la corriente nadando.

Llegó el amanecer de la mañana siguiente, y estaba lloviendo con fuerza sobre la isla de Imadis cuando Karl y Friedrich se disponían a zarpar. Karen volvió a su casa, en otra villa de la isla y la mansión se quedó vacía.
- Tendrás que emplearte a fondo con este oleaje, bastardo. –Comentó Friedrich.
- Déjamelo a mí, esto estará chupado. El viento es ligeramente favorable, pero remaremos para entrenar y calentar los brazos. El oleaje es fuerte, pero la barca resistirá sin problemas.
- Aunque será una lastima que se vaya a quedar abandonada y seguramente destrozada por el Grand Line cuando tengamos que saltar. Recuerda que una vez arriba hay que saltar hacia el lado opuesto por el que subimos, no nos podemos equivocar y llegar a otro mar.
Se echaron al mar contra el viento y la marea. Karl comandaba la barca gracias a las dotes de navegación que aprendió en su juventud mientras que Friedrich se mantenía atento a posibles cambios en la climatología, y también atento a otros barcos que pudieran retrasarles en su misión como pudieran ser de piratas o de la Marina. Tras tres horas y media navegando y sin encontrar otra complicación que la del mal tiempo por fin divisaron un gran muro vertical que sobresalía del agua y que llegaba hasta donde alcanzaba la vista y mucho más. Un gran muro de piedra tan dura como el acero, tal vez tan dura como el diamante, de un color rojo carmesí muy apagado.
- Allí está, Fried, el Red Line, y la brújula me empieza a fallar. Eso solo significa que estamos cerca de las corrientes ascendentes. –Dijo Karl con cierta emoción. –En menos de media hora estaremos nadando hacia nuestro antiguo hogar.
- Así que ahora te decides a llamarlo hogar… Pensaba que cuando te fuiste pensaste que ese lugar no era para ti.
- Y no es para mí, pero sigue siendo mío. Tal vez más mío que nunca ahora.
- ¿Tienes pensado qué hacer una vez que estemos allí? –Pregunto Friedrich.
- Primero tenemos que ver la situación real. Además ahora tenemos que centrarnos más en nadar. Por fin hemos llegado, ¿estás preparado?
- Vamos allá.
Karl y Friedrich se acercaron rápidamente a la corriente ascendente de la Reverse Mountain gracias al viento huracanado que se había formado hace horas y empezaron a subir con fuerza. Tanta fuerza que el barco se lanzaba hacia los muros que formaban el pasillo. Quitaron la vela y cada uno con un remo en cada lado luchaban para evitar chocarse. Se acercaban a la cumbre, las nubes y la niebla cada vez con más espesor se lo indicaban.
- Karl, creo que deberías quitarte esa chaqueta para nadar, no creo que te ayude.
- ¿Bromeas Fried? Sería capaz de nadar con una chaqueta de plomo, tal vez seas tu el que necesita todas las facilidades para llegar abajo. Has perdido mucha forma física, es evidente con solo verte. –Decía con cierto tono de broma, aunque era verdad. –Llegamos Fried, prepárate para impulsar la barca con los remos cuando yo diga y antes de que la barca tome agua de nuevo tenemos que saltar hacia el frente. Vamos… 3… 2… no te quedes atrás… 1… ¡¡VAMOS!!
Ambos saltaron coordinados y empezaron a patalear y bracear en el agua, estaban a cinco metros de la cumbre, ya en la corriente ascendente que venía del East Blue. Al principio solo nadaban para mantenerse y no volver arriba, pero pronto empezaron a ganar a la corriente, ambos habían sido entrenados físicamente durante mucho tiempo y gracias al fruto de ese entrenamiento podían hacer cosas como esa. Nadaron y nadaron, tras diez minutos ya habían bajado más de la mitad y Friedrich empezaba a flaquear. Ambos gritaban dando ánimos el uno al otro, pero apenas era imperceptible por el ruido de las olas, el viento y por el hecho de tener la cabeza metida en el agua.
Cuando solo quedaban los últimos metros, Karl que estaba delante se percató de que a Friedrich le costaba seguirle, aunque aun avanzaba. Karl retrocedió levemente para ponerse a su altura, le miró fijamente como queriendo mandarle ánimos y confianza y Friedrich se pudo reponer.
Tras 24 minutos nadando, ambos llegaron por fin a aguas tranquilas. Ya llegaron al East Blue, aunque con ciertas consecuencias. No tenían barco para navegar hasta su próximo destino, Hatasbara, y Friedrich estaba gravemente cansado, totalmente exhausto apenas podía flotar en el agua por sí mismo por lo que Karl tenía que ayudarle. Se movieron durante bastantes minutos hasta encontrar algún barco y este era un pequeño pesquero, aunque suficiente para que pudieran desplazarse.
- Friedrich, tenemos que hacer un último esfuerzo y llegar al pesquero que ves en aquella dirección, ¿puedes?
- Claro, ya estoy mejor, espero que tengan algo de pescado a bordo.
- Pues vamos a por él. –Determinó Karl.
Ambos nadaron suavemente, no solo por el cansancio, sino que también para no ser visto por los pescadores. Cuando llegaron al pesquero, ambos determinaron la estrategia.
- Subimos, los echamos al agua lo más rápidamente posible y nos vamos. –Dijo Karl. –No nos conviene tampoco que nos vean y nos relacionen con la noticia del otro día o con la isla Hatasbara asíque si alguien me ve, directamente lo matamos. Mis puños tienen ganas de volver a tocar sangre…
- Tú siempre en tu línea, déjame alguno a mí. Y ahora, vamos.
Ambos subieron al barco por sorpresa y empezaron a pegar patadas a los pescadores para tirarlos a mar abierto. Pero estos se resistían, parecían más fuertes que simples pescadores. Uno de ellos salió de la caseta de mando y empezó a hablar.
- ¡Deteneos todos! Vosotros, ¿Quiénes sois vosotros dos idiotas? –Dijo mientras sacaba un arma de fuego mientras los demás de la tripulación sacaban espadas, navajas y se preparaban para pelear. –No se por quién nos habéis tomado a nosotros, pero no somos simples pescadores. Somos piratas de la tripulación dominante del East Blue, los piratas de “Top Gum” y solo estamos en este barco robado para hacernos con algo de comida.
- Cambiamos de plan Fried, los matamos sí o si. –Dijo Karl.
- Nada de hablar entre vosotros. Decid ya quienes sois.
- Solo somos dos náufragos y venimos a robaros vuestro barco, y cómo ya nos habéis visto demasiado la cara, tenemos que mataros. –Habló Karl.
- Pues que empiece la batalla. –Sentenció el tipo al cargo del pesquero robado.
Pronto publicaré también las bases de este mundo en el que baso mi historia, ya que no es totalmente igual al de OP.
Avatar de Usuario
Orwell
Recluta Privado de Segunda
Recluta Privado de Segunda
Mensajes: 112
Registrado: Jue Sep 05, 2013 7:53 pm
Edad: 32

Bases de Grey Chapters FIC (Humor)

Mensaje por Orwell »

Hoy entrevistaremos a Orwell, creador de un Fanfic llamado OP: Grey Chapters. En primer lugar, a todos les gustaría saber, ¿cómo es tu historia? ¿en qué se basa? ¿qué fundamentos tiene? ¿cómo es el mundo en el que se desarrolla?¿ qué...?
Orwell: Bueno bueno, con más calma, que hay tiempo para todo. En primer lugar, mi historia, basada en el mundo de One Piece tiene ciertas diferencias, sobre todo en lo que se refiere al mundo en general, y a continuación las explico se me permite.
Estas son las bases de OP Grey Chapters:

La segunda era fue determinada por el total crecimiento del árbol Eve en mitad del Red Line y la aparición de las Akuma no-mi, inexistes y desconocidas hasta entonces. A partir de aquel momento todo aquel que conseguía una Akuma destacaba sobre los demás, lo que hacía aventurarse a intentar conquistar tierras y mares, como un pirata cualquiera. Cualquiera con Akuma se le despertaba una gran ambición además de su poder, lo que hacía que ninguna persona la usara por el bien comunal sino por el propio.
La raza humana, hasta entonces en guerra con la raza de los hombres pez, tomó ventaja, puesto que estos últimos no querían tomar las frutas por el inconveniente de ser totalmente débiles en el agua.
La Marina, inexistente hasta esta segunda era, debido a que los humanos no peleaban entre ellos sino contra los hombres pez. Fue creada para contrarrestar las ambiciones y los daños de los usuarios para intentar garantizar cierta paz.
Desde la aparición de las Akumas, ha habido cientos de batallas, y cientos de personas se lanzaron al mar a por ellas, puesto que solo aparecen por el Grand Line, incluyendo por supuesto el Nuevo Mundo. Aquellos que consiguieron las frutas dominaron a su parecer los diferentes mares y las diferentes regiones del Grand Line, y actualmente existe una batalla por ver quien llega antes al final del Nuevo Mundo, que por el momento está completamente inexplorado y donde se espera encontrar nuevas frutas de gran poder.
Haki. Solo existe un tipo, ya mostrado por Karl. El equivalente a Haki del rey en la obra original de OP pero con el componente de ser letal ante aquellos que no puedan soportarlo. Al no existir los otros tipos de Haki se explica fácilmente el dominio del mar por parte de aquellos que son usuarios.
Nadie ha llegado a la isla final del Nuevo Mundo (por supuesto no tiene nombre al no ser conocida), por lo tanto la existencia de tesoro alguno allí es desconocida o inexistente. No existe un Rey de los piratas como tal, pero sí hombres libres o piratas con poder que son los Yonkos, aunque parece obvio que cualquiera que conquiste el final del mundo sea mundialmente conocido.
Yonkos, son cuatro y son por el momento aquellos con han surcado zonas desconocidas del Nuevo Mundo (obviamente sin conocer el final). Mantienen pactos entre ellos para impedir la generación de nuevas potencias, aunque son bandas de piratas y la traición siempre es posible.

Estas son las principales nociones básicas para entender este mundo en el que transcurre mi historia.
Entrevistador: Bueno, Orwell, tenemos un par de sorpresas para ti, la primera es que el New York Times ha escrito sobre ti: Su historia promete grandes aventuras, y una realidad macabra y cruda que no dejara indiferente a nadie.
Orwell. Wow, vaya cosas dicen.
Entrevistador: La segunda es que el mismo Oda ya ha leido tus capítulos, incluso los que tienes escritos y no has publicado y dice: Esto replantea todo lo que tengo hecho hasta ahora, da un nuevo toque a mi historia más adulto y que puede ser muy interesante.
Orwell: Si esto lo dice Oda, es un gran halago.
Entrevistador: Y esto es todo, sigue escribiendo y no seas vago.
:wave:
Mañana cap 3 a los interesados.
Avatar de Usuario
Orwell
Recluta Privado de Segunda
Recluta Privado de Segunda
Mensajes: 112
Registrado: Jue Sep 05, 2013 7:53 pm
Edad: 32

OP: Grey Chapters ,,, FIC

Mensaje por Orwell »

Cap 3. aqui va
Spoiler: Mostrar
Cap 3: Vuelta a casa.

Los piratas que ocupaban el pesquero fueron directamente a por Karl y Friedrich, creyéndose también ser muy superiores. Solo el encargado del saqueo al barco estuvo expectante. Friedrich sacó una daga que escondía en su cinturón, tras la gabardina que llevaba puesta en ese momento, y que estaba pesada por culpa del agua que absorbió por su aventura a nado. Todo aquel que se encontrara en el radio de acción de su daga era cortado, con ataques a zonas letales por parte de Friedrich, que sabía a que zonas atacar y no se desenvolvía mal.
Por su parte, Karl dejaba que se acercaran uno a uno los piratas, y los golpeaba con fuerza con sus manos desnudas. Disponía de la agilidad para evitar los ataques, y la resistencia necesaria por si encajaba alguno. Pero no los encajaba, no eran rivales para ello. Él se divertía mientras pegaba, incluso se cebó con un desafortunado al que tiró al suelo y golpeó constantemente puñetazos a su cara, mientras este sangraba por nariz, boca y ojos, de los cuales, perdió su ojo izquierdo por culpa de los golpes propinados.
El hombre al mando, al ver el horror de la sangre de sus compañeros, se dirigió hacia la popa, al otro lado del barco, donde izó pequeñas banderas en forma de mensaje para que lo pudieran ver sus superiores en el barco principal. Friedrich se percató y se fue directo hacia él.
- No hace falta que avises a tus compañeros amigo, dinos donde están, que ya iremos nosotros hacia ellos. –Dijo Friedrich mientras le amenazaba con la daga y se lo llevaba al timón. –Karl, saca la vela, nos dirigimos hacia aquel barco que se ve lejano, hacia el sur, creo que son los compañeros de estos mierdas.
Tras destrozar dos caras más, con más sangre y ojos rodando por la proa, se dirigió a sacar la vela para ir a por los demás.
- Karl, mira, el otro barco se dirige hacia aquí, y parecen que están sacando los cañones, van a atacarnos con su propia tripulación dentro.
- Vamos directamente hacia ellos, mantén al desgraciado al cargo con vida, tal vez este y su capitán puedan sernos de utilidad. –Dijo sin dudar Karl.
- No vais a poder hacer daño a mi capitán. –Dijo el pirata. –Él os estrangulará sin que os deis ni cuenta, y vuestros ataques no le harán daño.
- Calla desgraciado. –Dijo Friedrich mientras le pegó una patada en las costillas.
El barco pirata se acercó y un hombre que se identificó como capitán saltó al pesquero donde se encontró con sus compañeros muertos o gravemente heridos, alguno gritando sin parar por sus heridas.
- Llevad a ese hombre a nuestro barco para que podamos sanarle. –Dijo el capitán del barco.
- Os ahorraré le trabajo. –Dijo Karl y se dirigió corriendo hacia él sin que nadie le detuviera, y con una fuerte patada en la cabeza terminó con sus gritos.
- Maldito, no podrás contra mí. –El capitán pirata se abalanzó contra Karl para golpearle.
Empezó la pelea entre ellos mientras que Friedrich, derrotaba a los demás piratas tirándolos al mar para ahorrar tiempo y se dirigió al timón con su rehén para dirigirse rumbo al este, donde se encontraba el último reino del East Blue, Hatasbara. Karl y el capitán pirata se repartían puñetazos, este era más fuerte que los demás, sabía defenderse y parecía resistente a los golpes, pero aun así no era rival para Karl, que le ganaba terreno. El capitán entonces dio un par de pasos atrás, para salir de la zona de golpeo de Karl y empezó a lanzar puñetazos como antes, los cuales llegaban a Karl, pero con menos fuerza. Karl estaba tan concentrado en la pelea que no se dio cuenta que ya no alcanzaba al pirata mientras que este si le daba constantemente. Friedrich si se percató de que se trataba de algún tipo de Akuma no-mi que le permitía al rival estirarse. En uno de los puñetazos, agarró a Karl del cuello y empezó a girar a su alrededor hasta tenerlo bien sujeto y comenzó a estrangularle y dejarlo sin aire.
- Joder, ya me doy cuenta, es una maldita Akuma no-mi. –Dijo Karl, aunque con poca voz.
- Si, y así podré vengar a mi tripulación, y entregaré tu cabeza a quien sin duda torturará tu cuerpo frío y muerto, y se lo dará a su perrito para comer. Adora la basura humana como tú.
- Así que trabajas para alguien, ya suponía yo que tú no tenías dotes de líder. –Respondió Karl con su último aliento. –Me gustaría saber quién me va a matar, si me concedes como último deseo.
- Soy Nigel “Estrangulador”, consumidor de la fruta Gomu Gomu. Esta que has destrozado era mi tripulación de “Top Gum” aliada con el Yonko Hurtemall “Fogos” y en el nombre de él y en el de mi tripulación, morirás con la mayor indignidad que me sea posible.
Karl en un último aliento saltó al agua, donde sabía que perdería la fuerza “Estrangulador”, allí consiguió soltarse y saltó rápidamente al barco otra vez. Ahora que ya conocía la habilidad de Nigel, Karl muy astuto consiguió atraparle los brazos cuando le iba a atacar y los ató a la valla que había para evitar que la gente cayera del barco. Hizo lo mismo con los pies y cabeza, apenas sin esfuerzo. Sabía que no podía hacerle daño con los puños, pero si con armas cortantes, así que cogió la daga de Friedrich.
- Ahora que sé quien eres y con quién estás, ¿cuales son tus propósitos que tienes en este mar? –Dijo Karl muy amenazante.
- El propósito, el de todos los piratas, hacernos con poder y riquezas, y hay algunas muy interesantes por aquí ahora.
- Te refieres al reino de Hatasbara, ¿verdad? Pretendías aprovechar el primer ápice de debilidad del reino en muchos siglos para que tú, y seguro que otros muchos como tú atacarlo y saquearlo. En mi nombre, Karl, y en el del reino de Hatasbara, morirás. Te voy a comentar el porqué de la fuerza de ese reino tan duradero. No se andan con tonterías. Ante la sospecha de traidores, mercenarios o cualquiera que pudiera ponerle en peligro se le ejecutaba ante la multitud para mostrar la fuerza. –Karl puso la daga sobre su cuello. –Aquí no hay multitud, pero si habrá ejecución al estilo Hatasbara. Un corte limpio… y luego muy sucio. –Karl rajó la garganta de un lado a otro con la suficiente levedad para que este no muriera, pero con la profundidad para que la sangre cayera fluida. Finalmente, la daga en la nuez la insertaba con gran fuerza para terminar.
- ¿Vuelta al pasado? –Le sonreía Friedrich a Karl.
- Sí, me ha traído muchos recuerdos… ya vamos en dirección Hatasbara, ¿no?
- Exacto, estaremos allí mañana al medio día.
- ¿Has oído lo de este tipo? Seguro que muchos piratas buscarán saquear el reino ahora que es débil, al igual que hicieron con los demás desde el nacimiento de esta nueva era.
- Debemos darnos prisa.

Tras pasar las horas, la noche estrellada presidida por la luna creciente se apoderó del mar. Friedrich encendió antorchas para poder divisar posibles peligros en el mar ya que la oscuridad de la noche no les iba a detener. Por momentos durmieron por turnos, sabían de la importancia de llegar descansados a Hatasbara. Y volvían a pasar las horas, una luz cegadora se descubrió tras el horizonte, el enorme sol salía. El viento estaba totalmente a su favor, parecía que el mar les ayudaba en su propósito. Pasaban horas, una gran montaña se divisaba a lo lejos, y poco después se podía percibir una gran isla que la sostenía.
- Allí está, la montaña Kiveide. Me recuerda los días de entrenamiento allí. –Dijo Karl.
- Parecían buenos tiempos. Tenemos que rodear la isla para desembarcar, llegaremos antes si vamos por el sur de la isla.
Pero mientras navegaban hacia su destino, divisaron diferentes barcos rodeando la isla en posición de ataque. –Debe ser grave la situación para que inicien el protocolo de seguridad contra la entrada de visitantes. –Determinó Friedrich.
- Aunque este vez parece que hay menos barcos que de costumbre, tal vez el ejército real ya haya sido atacado. –Pensó Karl.
- O han desertado, me puedo temer.
- Vayamos por el acantilado del oeste para dejar el barco allí y entrar en la isla. Allí habrá menos seguridad. –Determinó Karl. –Una vez dentro ya intentaremos descubrir detalles.
Ambos se dirigieron hacia el acantilado, que efectivamente se encontraba desprotegido y lo escalaron. Ese acantilado era parte de la ladera de la montaña, por lo que tuvieron que escalar unos cien metros hasta llegar a una zona mas o menos llana por la que desplazarse. El barco por la fuerza de la corriente y al no estar tripulado por nadie, acabó destrozándose contra el mismo acantilado y por piezas se iba esparciendo por el alrededor de la isla.

Una vez que hicieron pie en tierra firme se pusieron a caminar, primero rodeando la montaña durante muchos kilómetros, y después el plan era llegar hasta la capital, pero el enorme esfuerzo hecho anteriormente, además de que tras pasar las horas caminando se les hizo de noche les obligó a parar en una pequeña villa de la montaña, que contaba con apenas tres casas, en las que se presentaron como pobres náufragos que pedían por algo de comer. Tras ser rechazados en dos casas por el mal aspecto que presentaban estos, en una tercera, una mujer que vivía sola, ya mayor, decidió darles alimento y un techo en que protegerse de la noche. –Nunca se lo podremos agradecer del todo. –Decía Friedrich. -¿Cómo se llama usted?
- Mi nombre es Ehlia Alhei, me vine aquí aprovechando la tranquilidad de la montaña y para evitar los disturbios en la ciudad.
Alhei, ese apellido le era familiar a Karl.
- ¿Sabe usted de que va todo esto? –Preguntó Karl.
- El heredero se marchó, según dicen para salir al mar como pirata, queriéndolo explorar. Esto dejó al actual rey sin su principal apoyo. Sabéis que en el mundo se está acabando con las monarquías, y estos resistían por la fuerza del heredero, ya que este rey actual es el más débil de la historia del reino. –Tras esta frase, Friedrich miró a Karl, que escuchaba cabizbajo. –Por eso jóvenes, debéis marcharos de aquí pronto si no queréis veros afectaros.
- ¿Está usted sola aquí o tiene familia? –Preguntó Karl interesado.
- Lo que queda de mi familia está en la capital. Tengo un nieto y una nieta allí. La chica trabaja para la familia real. O más bien trabajaba, ahora no se qué hará en el palacio, pero espero que esté bien.
- Yo también. –Le respondió Karl. –Usted se mantiene bien, y parece que su familia le hace sentir viva. Es una buena persona y por eso espero que su familia esté bien.
La mujer asintió, y ya cansada fue a dormir, y dejó en su pequeño salón a sus dos invitados para que hicieran lo mismo. Estos durmieron durante cinco horas, y antes de que saliera el sol pusieron rumbo hacia la capital, aunque previamente dejaron una nota de agradecimiento a la anciana mujer, lamentándose en ella de que no disponían de dinero para darle por su hospitalidad. Tras pasar unas horas andando y charlando mientras cruzaban un inmenso bosque, en la ladera de la montaña, el sol ya sobresalía en el cielo y se iluminaban las casas a las que se acercaban. Eran las afueras de una ciudad, de la capital del reino de Hatasbara, del viejo hogar de Friedrich y Karl. Esa ciudad llamada Pinebay.
- Ya llegamos. –Dijo Friedrich. –Esto está desierto, ¿hacia donde nos dirigimos, bastardo?
- Iremos a la zona portuaria, estamos a diez minutos. Parece ser la más concurrida, allí buscaremos gente que nos informe, y tal vez veamos alguien que conozcamos.
- No estoy seguro de querer ver a nadie que ya conozcamos.
- No toques los cojones, Fried. Y deja tu estupidez para otro momento. Ahora necesitamos de los conocidos, por mucho que no te guste. Por mucho que sean cargas.
- Es que nadie se salva… no me hacen sentir simpatía ninguno.
- ¿Y que había de Ileha?
- Esa te acabó más con tu simpatía, maldito bastardo hijo de pu…
- Cuidado con lo que dices. –Miró Karl a Friedrich con cara de gran enfado. –Ella siempre te cuidó. Y en cuanto a Ileha… en fin, me prefirió a mí.
Sin darse apenas cuenta, llegaron al puerto, donde por fin vieron las primeras personas de la ciudad por las calles, eran solo dos niños, que vagaban sin zapatos, buscando gente a la que pedir limosnas. Pero no había gente, no había nada. Todo parecía abandonado, pero simplemente, las personas estaban en sus casas, con miedo a salir.
Próximamente, cap 4: Miserias
Avatar de Usuario
Orwell
Recluta Privado de Segunda
Recluta Privado de Segunda
Mensajes: 112
Registrado: Jue Sep 05, 2013 7:53 pm
Edad: 32

Re: OP: Grey Chapters ,,, FIC

Mensaje por Orwell »

Aqui esta, ya llegó, cap. four:
Spoiler: Mostrar
Cap. 4: Miserias.

Friedrich y Karl llevaron cuidado por el puerto para no ser vistos, no convenía todavía, y era relativamente fácil que en el ejército, que patrullaba la zona, hubiera alguien que les reconociera. Se dirigieron a unos túneles subterráneos en los que se transportaban mercancías para la casa real, además de servir de ruta de escape de estos, si la situación se ponía tensa, aunque oficialmente estos túneles servían de alcantarillado en días de grandes lluvias. Estos túneles subterráneos a su vez contenían pasadizos secretos que no se encontraban en ningún plano, pues fueron hechos posteriormente por un antiguo grupo clandestino que planeaba atentar contra la monarquía, aunque no tuvieron éxito y fueron ejecutados. Estos túneles solo lo llegaron a conocer miembros del ejercito y allí se aprovechó para guardar armamento y como calabozos ilegales. Estos pasadizos nunca fuero conocidos por monarca alguno.
Fueron a buscar allí a un viejo conocido, que hacía de los túneles su casa y de los pasadizos su cuarto de baño.
- Si tío, este lugar me trae buenos recuerdos. –Comentó Karl. –Creo que es el único lugar de PineBay que me gusta.
- Hemos volado alto aquí. ¿Crees que Vince seguirá por aquí?
- Seguro que cargó con un buen montón de marihuana y pastillas y está aquí ajeno a lo pase arriba. Pero no podemos dejarle que se meta todo, tendremos que ayudarle.
- ¿Todavía piensas en eso? –Preguntó Friedrich algo molesto.
- ¿Te recuerdo lo de mi abstinencia? Además, ni siquiera me dejaste probar nada de Karen, algo tendré que hacer. –Dijo Karl mientras se adelantaba por los pasadizos. –¡Vince! Sal de donde estés, ¡ven a ver a tus viejos amigos! –Gritaba Karl a los pasillos.
- Ey, bastardo, vamos por la derecha, parece uno de los pasadizos secretos en los que se suele esconder Vince.
- Joder, aquí huele a meado, es obvio que, o está aquí o no tardará en pasar. Mira, a la derecha parece haber algo.
- Y no crees que puede ser mierda, recuerda que es su cagadero.
- ¡Si joder!, ¡el gran premio!
- ¿Le has visto?
- A él no, pero aquí tiene su despensa, algunas patatas y pimientos y lo más importante, las pastillas y la marihuana. Me lo llevo todo y seguimos buscándole, no debe andar lejos. Todo esto parece fresco. –Dijo Karl mientras lo cargaba entre sus brazos.

Siguieron caminando recorriendo los pasillos. Ya los habían recorrido cientos de veces, pero al pasar tanto tiempo se les había olvidad algunas partes del camino.
- Ey Fried, ¿sabes dónde estamos?
- Creo que estamos cerca del palacio, parece que no, pero hemos andado mucho.
- Me suena que esto podría ser el distrito este.
- No, mira el sol que se asoma por la rejilla, está justo encima, y es medio día, tenemos que estar al lado del palacio seguro.
- Otra vez huele mal por aquí, no habrá sido capaz este de hacerlo justo debajo del palacio, jodido Vince. –Preguntaba Karl de forma retórica.
- No, esto huele como… a muerto.
- Tal vez haya matado a alguien que se le cruzó por aquí, vamos a ver.
Tras seguir el rastro de olor, llegaron a un pasadizo con unas rejas, que servía de calabozo, y allí encontraron un cuerpo boca abajo, que sin duda estaba muerto por el hedor que desprendía.
- No será aquel Vince, ¿verdad? –Se preocupaba Karl.
- ¿Lo habrán dejado encerrado aquí? ¿Quién? –Se dirigió Friedrich a la reja para abrirla, pero efectivamente estaba cerrada con llave. –Vamos a destrozarla a patadas, si es Vince tenemos que descubrirlo.
Tras romper la cerradura y llegar a él descubrieron el cadáver.
- Es Vince, sin duda. –Asintió Karl. –Debieron dejarle aquí que se muriera de hambre.
- No creo que fuera así, Karl.
- ¿A qué te refieres? ¿Y por qué ese tono tan serio?
- En primer lugar, mira a aquella esquina.
- Una llave, será de la reja, entonces tenía la posibilidad de salir.
- Además, en sus bolsillos aun lleva algo de comida, ya mordisqueadas por las ratas, y conserva drogas en su poder. Si el supiera que fuera a morir, todo eso se lo habría tomado. Mi teoría es… sobredosis. Debió de ser hace ya tiempo, ya está bastante descompuesto.
- Esto no puede ser joder… él, él era buen tío. Nunca hizo daño a nadie.
- Lo siento por tu amigo, Karl.
- Joder, vamos al distrito pre-central, allí hay cobijo en un descampado para que podamos descansar y que nos de el aire. Además seguiremos viendo como va la tensión en la ciudad.
- Buena idea, parece que con tensión eres capaz de pensar algo mejor, bastardo.
Tras más de media hora andando y callejeando evitando miembros del ejercito y vagabundos matones, llegaron a ese descampado, en el que para entrar tenían que trepar un muro de seis metros de alto, por lo que normalmente nadie entraba allí. Una vez dentro se apoyaron en el muro mientras se sentaban en la hierba salvaje y que llegaba a las rodillas.
- Mi primera pastilla, tras más de 400 días. –Decía Karl mientras se la tomaba.
- No te ha hecho pensar Vince, ¿verdad? Él está muerto por lo que tú estás tomando, y por lo que yo también tomaba, pero lo dejé, pero no por cierta obligación como tú. Simplemente no quería esa mierda nunca más. –Le recriminó Friedrich a Karl.
- Si me ha hecho pensar, pienso que murió feliz, sin arrepentimiento ninguno. También me has hecho pensar tú ahora. –Dijo Karl mientras se desnudaba y tomó otra pastilla. –Más para mí.
En ese mismo instante vieron entrar tres niños y una niña como de la nada por el muro, y es que este escondía un agujero que apenas se veía por el crecimiento de las plantas, y que tanto Karl como Friedrich desconocían la existencia de tal agujero. Los niños entonces se acercaron a estos.
- ¿Tenéis comida? Nuestros amigos se mueren de hambre. –Dijo uno de los niños.
Ambos se miraron como preguntándose donde estaban las patatas que habían cogido del pobre Vince, que se habían comido durante el camino al descampado.
- Me temo que no nos queda. –Respondió Friedrich.
- Ahora toda la comida se la llevan los reyes y el ejercito para protegerlos, pero nosotros no sabemos donde encontrar más. –Dijo otro de los niños, uno de los que vieron paseando por el puerto horas antes.
- Chicos, ¿vosotros sabéis que pasa aquí? –Preguntó Friedrich.
- Mi padre me decía que nuestro heredero decidió hacerse pirata. –Respondió la niña. –Y ahora nos ha dejado desprotegidos para que vengan otros piratas aquí, pero que el ejercito los para.
- También he oído que se llevó un arma secreta. –Dijo uno de los niños. –Algo así como una fruta con poderes. –Decía refiriéndose obviamente a una Akuma no-mi.
En ese momento, tanto Karl como Friedrich sabían a lo que se referían, y se movieron para actuar, pero Karl se volvió a apoyar en la pared.
- Joder, como se nota que hace tiempo que no comía de esto, me ha subido alto.
- Que gran momento jodido bastardo hijo de puta, nuestro país se desmorona, esta en total desprotección si lo que dicen los niños es cierto, y tu jodido con tu puta cabeza en otra parte. –Se mostraba enfadado Friedrich con Karl y le pegó una patada en el estómago.
Karl quiso devolvérsela, pero no pudo y vomitó. Los niños, atentos a la conversación solo pensaban en una cosa, y uno de ellos habló.
- ¿Qué es lo que has comido? Tenemos hambre y queremos comer cualquier cosa.
Karl se repuso y le dijo a los niños. –En la bolsa tenéis si queréis.
- ¡¿Estas gilipollas?! –Gritó Friedrich. –Niños, ni se os ocurra tomar de estas mierdas, solo hacen sentiros mal, como a este gilipollas de aquí, que no puede ni levantarse.
- ¿Es droga? –Dijo un niño, este no había hablado antes, aunque parecía más inteligente que los demás. –Danos para que se nos calme el estómago, por favor. No nos importa. O tabaco ¿tenéis? –Ya sonaba desesperado. –El humo también nos hincha los pulmones y el estómago, mira, tenemos un encendedor.

Mientras Friedrich intentaba disuadirles, Karl se repuso mientras escuchaba a los niños, y empezó a liar varios cigarros con marihuana y tabaco con gran destreza y rapidez. –Tomad, he oído que queréis de esto.
- Karl, me vas a obligar a matarte.
- Ni que pudieras.
Rápidamente Friedrich soltó una patada hacia la boca de Karl y seguidamente otra hacia su estómago, haciendo a este vomitar sangre y arrastrarse por el suelo.
- En tu estado, incluso los niños pueden patearte. –Respondió Friedrich. –Y vosotros chicos… ¿Por qué no volvéis con vuestros padres a casa?
- Ya no tenemos, están muertos, o desaparecidos. Fue durante las dos noches en la que los saqueantes y demás ladrones y asesinos fueron a las casas de toda la gente a robarles. Y a los que les hacían cara les mataban. –Dijo un niño.
- Yo vi como un hombre alto, muy gordo y rubio mataba a mi madre y rompió las piernas a mi padre. –Dijo la niña, con cierta frialdad. Como si ese suceso hubiera pasado hace muchos años y ya lo tuviera superado, como si fuera posible. Pero era el hambre el que actuaba por ella junto a la ingenuidad de esperar volver a verles bien cuando todo vuelva a la calma. Daba más tristeza pensar que ella apenas se entristecía por ese hecho que por lo que tuvo que ver. –Mi padre ahora descansa tumbado en la cama sin poder moverse, y busco algo de alimento también para él.
- Yo apenas recuerdo al mío… -Comentaba otro niño. Mientras que otro permanecía callado sin moverse.
- Niños, quedaros aquí, vamos a intentar traer de comer a todos aquellos que lo necesitéis. –Se levantó Karl mientras hablaba. –Y daremos venganza a quienes la pidan. Esos asesinos y traidores no quedarán impunes.

Karl y Friedrich se dirigieron con paso firme al distrito central, donde se encontraba el Palacio Real. Conforme más se acercaban al palacio, más personas había por las calles, todos maleantes y saqueadores, que buscaban las casas de los más ricos para robarlas. Un par de ellos se dirigieron hacia Friedrich y Karl, pero estos los repelieron a base de golpes. Los otros que presenciaban la escena decidieron no intervenir por su propia seguridad. Fue a cien metros del palacio cuando encontraron la primera persona por la calle que no buscaba problemas, si no que los resolvía. Este era un guardia del ejército personal del Rey que escoltaba el edificio.
- ¿Quiénes sois vosotros? –Preguntó el guardia. –Deberías marcharos.
- Somos antiguos miembros del ejército real. –Contestó Friedrich decidido.
- Eso suena raro, ¿qué hacéis sin uniforme? ¿Y cómo no estáis con el heredero?
- Debimos marcharnos antes de que ocurriera todo esto. Por delito leve en el ejército cumplimos la pena jurada de los 400 días más exilio permanente obligatorio.
- Pero creímos conveniente volver. –Terminó Karl lo que anteriormente decía Friedrich. –Y ahora, queremos ver al Rey.
- ¿Cómo habéis llegado aquí desde fuera de la isla?
-Ya te hemos dicho que fuimos antiguos miembros del ejercito, y además destacados. Podemos entrar aquí como queremos, y además conocemos el terreno. –Habló Friedrich.
- En la historia reciente del país solo hubo un exilio permanente obligatorio… Así que vosotros sois…
- Veo que cumples tu misión como guardia de informarte. –Decía Friedrich. –Ahora, si sabes quienes somos, déjanos verle.
- Claro, le avisare de vuestra llegada.
- De eso nada, la visita es sorpresa. –Determinó Karl.

En ese mismo instante, dentro del Palacio Real.

- Su Majestad, tenemos noticias del heredero, al parecer ha ido a luchar directamente contra los más poderosos piratas, los Yonkos. Hay noticias de que ya se ha batido con uno de ellos, Harknad, perdiendo la batalla. Aunque también existen los rumores de que no planea volver, y que va a por los otros, para intentar quitarles su puesto.
- Esa fruta le ha hecho muy poderoso, pero no la domina, es apenas un novato comparado con esos piratas… ¿dónde estará ahora? –Murmuraba el Rey de Hatasbara.
próximamente, cap. 5 Cuatro peleas contra cuatro engreídos. Otras cosas que pasan en el mundo (Parte I).
Avatar de Usuario
Orwell
Recluta Privado de Segunda
Recluta Privado de Segunda
Mensajes: 112
Registrado: Jue Sep 05, 2013 7:53 pm
Edad: 32

Re: OP: Grey Chapters ,,, FIC (Narrativa) 4 caps... de momento!

Mensaje por Orwell »

Aqui va el cap. 5
Spoiler: Mostrar
Cap. 5: Cuatro peleas contra cuatro engreídos. Otras cosas que pasan en el mundo (Parte I).


En el Nuevo Mundo, en la renombrada Isla Inferno.

- Capitán, parece acercarse un barco por la zona noroeste de la isla, vamos a interceptarlo, como siempre.
- Tened cuidado, ya sabréis el nuevo peligro que anda merodeando por aquí. A pesar de su fruta, no es rival para mi y para Cerbero, pero si nos descuidamos podemos acabar con la mitad de la tripulación destrozada.
- Muy bien capitán, estaremos atentos.

En el barco Insignia, que llega a la Isla Inferno.

- Echad el ancla, no nos acercaremos más. A partir de aquí iré en solitario y con un par de hombres que vigilen el barco desde la costa. Los demás descansad, nuestra batalla anterior fue dura, pero debemos seguir, contamos con el factor sorpresa que no debemos desaprovechar, y si no puedo ahora con “Fogos”, iremos a por el siguiente rápidamente aprovechando de nuestras habilidades.
- Sí, capitán. –Gritó toda la tripulación a bordo.
Capitán, era una palabra que aún no se acostumbraba a escuchar. Siempre fue llamado Príncipe, heredero, su Majestad… pero con capitán sentía que incluso tenía más poder sobre sus subordinados, antes le seguían súbditos, ahora, hombres libres. Al menos, a priori, así es como debe ser, pero esos hombres, todos más débiles que su Majestad, su capitán, su gobernante, siguen junto a él para intentar protegerlo, como siempre habían hecho y como hace años habían jurado.
El capitán de la nave dio un enorme salto hacia arriba, en el aire miró fijamente la Isla Inferno, su destino, tras convertirse en un halo de luz, fue hacia allá con la velocidad que le había dado su Akuma no-mi, la Pika Pika no-mi. Llegó en apenas un segundo al mismo centro de la isla, y se dispuso a buscar al Yonko, “Fogos”. No le fue difícil determinar donde estaba; un gran volcán se alzaba sobre la isla, y allí mismo, en la entrada de una de las cavernas que habían por la ladera del volcán se encontraba un hombre en llamas que no se quemaba, si no que también disponía del poder de las frutas, en este caso la Mera Mera no-mi.

Sin dejar esperar un segundo, se dirigió directamente hacia “Fogos” con la ayuda de su habilidad, y en cuanto llegó a él y se dispuso a golpearlo, otro hombre apareció a su lado y le golpeó.
- Eres tan rápido, y a la vez tan lento. –Dijo el hombre misterioso.
- ¿Y tú quién eres? He venido a por el puesto de Yonko que solo derrotando a uno de ellos puedo tomar, no te metas.
- ¿Cómo planeas vencer a “Fogos” si ni siquiera puedes conmigo? Y ni siquiera soy uno de sus hombres más fuertes.
- Déjalo, acabará matándote. –Dijo “Fogos” a su subordinado. -Tu Akuma no-mi es de lo más interesante, tal vez pudieras incluso hacerme daño con ella. Dime quién eres y qué coño haces aquí.
- Vengo a vencerte y a ocupar vuestro puesto.
- Eso no ocurrirá así ni aunque pasen cincuenta años más. Ahora dime quien eres.
- Yo me llamo Howard K. Stone, de la familia del reino de Hatasbara soy su heredero, y como habrás comprobado soy un hombre luz.
- Así que has dejado tu reino desprotegido. –Decía Fogos. –En realidad ya sabía quién eras, esas noticias son más rápidas que tú. Al igual que sabía que Hatasbara está desprotegida, por eso he mandado a varias de mis divisiones a mi cargo a por las riquezas de tu reino, además de matar a todos los que se encuentren allí.
- Maldito, no podrás con ellos. A pesar de que yo no esté allí, nuestro ejército es el más preparado del planeta. Y mi abuelo, que también es usuario será capaz de interceptar a cualquiera que se acerque.
- También se que fuiste vencido por la tripulación Yonko de los hombres-peces, a pesar de tu fruta, tu debilidad es visible, solo eres un novato con cañón, no sabes utilizarlo. No podrías conmigo ni con los demás, aunque me gustaría que les hicieras algo de daño por mí. ¿Me dejarás en paz e irás por ellos? Si quieres incluso te puedo ayudar.
- Si me hablas así, el que demuestra debilidad ahora eres tú. Te derrotaré.
Howard se dirigió hacia Fogos con su velocidad gracias a su fruta. Pero tenía un pequeño inconveniente que aún no dominaba, tardaba mucho en pasar su cuerpo entero a ser luz, y le ocurría lo mismo a la inversa, pues también gastaba mucho tiempo. Era en esos segundos en los que Fogos aprovechaba para golpear a Howard y preparar sus trucos con el fuego. En los primeros movimientos de la pelea, Howard se dirigió como un rayo de luz hacia Fogos, pero lo traspasaba entre las llamas que formaban su cuerpo, y no le pudo golpear en ninguna ocasión. También ocurría que Howard solo podía ir en línea recta cuando pasaba a ser luz, aun no controlaba sus movimientos en ese estado, y para girar o tomar otro rumbo debía pasar a su estado natural. En una de esas ocasiones, Fogos cogió del cuello a Howard, y empezó a abrasarle. Seguidamente de una patada lo tiró al suelo, en medio de un prado, donde se creó un círculo de fuego en cuyo centro se encontraba tumbado y malherido el Heredero.
- Para tener una habilidad como la tuya, eres un hombre de pocos recursos. –Dijo Fogos mientras se situaba justo a su lado y comenzaba a crear círculos de fuego más pequeños a su alrededor.
- Si en este combate no hubiera Akumas, el ganador sería yo. – Vaciló Howard.
- Comprobémoslo. –Esta vez fue Fogos quien se lanzó a atacar a Howard, esta vez con su puño desnudo, golpeando en su estómago.
- Lo que suponía, con tu cuerpo nada atlético, golpeas de rápido como una tortuga, y de fuerte como un cachorro. – Decía Howard mientras se despojaba de su camisa, de color verde y de seda, que parecía venirle al milímetro y que escondía una gran musculatura.
Empezó Howard a golpear a Fogos como si de un boxeador se tratara. Alternaba la derecha y la izquierda y golpeaba tanto a la cara como al torso de su rival, este empezó a sangrar con facilidad y cayó fulminado al suelo. –El hombre-pez Harknad, duró mucho más que tú en caer por primera vez. Pareces mucho más débil si no es por tus pequeñas llamas. –Reía Howard.
- Si, pero al final fuiste tú el que cayó con Harknad y sus hombres-peces. Él parece que se divirtió a tu costa, pero te contare algo de mi, no tengo paciencia. Así que voy a derrotarte ya.
Fogos creó a traición una gran bola de fuego que engulló a ambos contrincantes. Howard sufrió bastantes quemaduras hasta que por fin pudo evadirse con su habilidad saltando por encima de la isla. Cuando llegó lo suficientemente alto como para cambiar de forma con seguridad, volvió a su cuerpo, y mientras caía un objeto helado chocó contra su espalda por sorpresa. Howard no lo vio venir y el golpe que se llevó fue terrible. Tanto que cayó al suelo como un peso muerto, hiriéndole también. Pero si algo caracterizaba a la gente de Hatasbara era su resistencia, y gracias a ello se repuso rapidamente del golpe y se puso en pie. Encima del volcán, había un hombre con grandes bloques de hielo que se los estaba lanzando. La fuerza del aquel hombre era extraordinaria para poder levantar esos bloques, pero lo más curioso era la aparición de hielo casi en la cima del volcán.
- ¿Qué ocurre? ¿No sabes pelear solo Fogos?
- Eso son excedentes. En mi banda hay un usuario de la Hie Hie no-mi, que no la controla y produce mucho hielo. Y simplemente le damos utilidad, o barcos de novatos, o novatos que vienen a pelear conmigo.
Howard se desmoralizó al saber de la existencia de otro usuario con una fruta poderosa en la banda de Fogos, pero siguió dando pelea. Fogos cansado se dirigió hacia la orilla de la playa, justo donde se podía ver la tripulación del príncipe.
- Este es el final de tu historia, o morís todos, cosa que ocurrirá en cinco minutos u os salváis todos, cosa que ocurrirá si eres lo suficientemente rápido como para escapar. –Sentenció Fogos.
Howard permaneció dubitativo, pero rápidamente decidió volver al barco y escapar junto a su tripulación, no quería que nadie muriera, y en menos de cinco minutos desaparecieron del horizonte de la Isla Inferno.

- Joder, con los niñatos que vienen a tocar los cojones. –Se enfadaba Fogos, ya en su volcán.
- ¿Por qué no lo mataste, Fogos?
- Ya se lo dije a él mismo, podría ser útil para herir de gravedad a los demás, yo soy el único que no lo necesita esquivar cuando ataca, por lo que me es muy ventajoso, los demás lo tendrán más difícil.
- Sobre todo Schwarzmann, por fin alguien que le podrá herir.
- Aunque se encontrará antes con el Gnomo, según su último escrito, no está a más de dos días de aquí. Al parecer buscando oro. Su avaricia le pesará tarde o temprano.
- Fogos, Cerbero parece que ha terminado por hoy, ya va agotado.
- Pues tirar su hielo al mar, como siempre. Quiero esto cada vez más caliente, según la información del Gnomo, Harknad también se dirige hacia acá, y quiero que estemos lo más preparados posibles.

Dos días después, en el barco Insignia.

- Su Maje… Capitán, ¿cuándo cesará de atacarles?
- Hasta que les venza, cuando tome la posición de Yonko, seremos tomados en serio, nuestra isla no volverá a ser atacada y podremos obtener más territorios de nuestro East Blue, que siempre nos perteneció y volveremos a conquistar.
- No sé, si merecerá la pena, aun sigue con muchas quemaduras…

Tras el paso de unas horas un barco pirata fue detectado.
- Por estos mares solo puede ser un Yonko. –Dijo una de sus tripulantes.
- Esa insignia en la bandera, debe ser el Gnomo… -Dijo otro. –Sombrero verde sobre la calavera y una pipa en la boca, no hay duda.
- Pues voy a por él. –Saltó Howard hacia su gran barco.
Howard salió como un haz de luz directo hacia un barco de enormes proporciones, que casi parecía una isla. Conforme se acercaba veía a personas, pero debido a la gran distancia que aún les separaba, esas personas se veían pequeñas. Pero un hombre con un traje verde y un sombrero a juego se distinguía sobre los demás, parecía ser de la raza de los gigantes. El gran hombre de verde divisó el barco de Howard antes de que este saliera, y este se preparó para atacarle. Se quitó uno de sus guantes verdes, y cuando el haz de luz (Howard) se acercaba a una distancia aproximada de 100 metros, el Gnomo movió su mano como si diera una bofetada, y el haz de luz tomó otro rumbo sin que Howard lo pudiera controlar. Y así de fácil, el Gnomo se puso su guante, he hizo desaparecer a su rival, llevándolo a otro lugar, lejos de allí.
En el barco Insignia todos estaban horrorizados, su capitán, como si nada desapareció, y el barco con un Yonko, uno de los hombres más poderosos del planeta se acercaba a ellos. Cuando el barco estaba lo suficientemente cerca se daban cuenta de las enormes proporciones de este, y también de su capitán, el Gnomo, que debía medir como 20 ó 30 metros. Una mujer bajo del barco del Gnomo hacia el Insignia.
- Volved a vuestra isla, por la ambición de vuestro príncipe es blanco de todas las bandas piratas, sobre todo de Fogos, que la tenía en el punto de mira ya antes de que vosotros os aventurarais al mar.
- Pero, nuestro capitán… ¿dónde está? –Decía uno de los soldados asustados.
- No se si lo volveréis a ver con vida, pero si fuera así, aún pasará mucho tiempo para lo que lo volváis a ver. Y ahora contestad, ¿tenéis oro? –Preguntó la mujer, morena, impasible en su mirada y con aspecto de siempre enfadada.
- Bueno, la verdad, siempre tenemos algún cofre, para posibles negocios.
- Os ofrezco uno. –Dijo la mujer. –Os llevo de vuelta a casa, esta noche misma estarías allí a cambio de todo el oro que tengáis. Otra opción es que os neguéis, os matemos y tengamos también todo el oro.
Los soldados al mando en ese momento se reunieron, pero la discusión no duró mucho, ya que la opción era clara, querían seguir viviendo. Pero a un soldado de bajo rango se le ocurrió otra idea que proponer, querían ir, si tenían la opción, con su capitán, con su príncipe.
- Allí moriréis entonces. –Le contestó la mujer.
- No… nos retractamos, llévanos a Hatasbara, por favor.
- En cuanto el oro esté en nuestro barco empezará vuestro viaje, os sugiero que estéis todos dentro de vuestros camarotes o cabinas o lo que queráis, si estáis por fuera corréis el riesgo de perderos.
Una vez el oro entregado y los soldados del barco Insignia en los camarotes, notaron un gran empuje en el barco que les echó a todos contra las paredes. El barco empezó a volar con un rumbo, East Blue, reino de Hatasbara.

Howard se dirigía a una isla a la que llegó justo en un minuto después de que fuera golpeado por el Gnomo. Llegó en su forma de haz de luz, y lo hizo atravesando el pecho de un hombre, por su parte derecha atravesándole el pulmón. Tras atravesarle, chocó contra rocas y una gran montaña cubierta de ceniza negra y sin apenas vegetación. Allí frenó y volvió a su forma habitual. Estaba desorientado y confuso, y tras poder ponerse de pie y darse la vuelta, encontró un hombre que aparentaba bastante edad, alto, de dos metros, y con un aspecto de gran fuerza. Ese hombre no paraba de sangrar por su pulmón, y con furiosa cólera, se encarnizó hacia Howard, empezándole a golpear con sus manos desnudas. Howard intentaba huir, transformarse en luz, pero algo se lo impedía, algo tenía ese hombre que no le paraba de golpear con gran fuerza a pesar de su agujero en el pulmón.
En ese momento Howard se dio cuenta, si había que contra atacar tenía que golpearle en su pecho, en su herida, y allí dirigió un puñetazo con todas sus fuerzas, pero parecía no hacerle daño ya que este ni se inmutó.
Howard quedó desconcertado, había luchado con gente enormemente poderosa durante las últimas semanas, pero esta persona, aun cuando sólo ha luchado dos minutos con él, ya se ve totalmente derrotado, sin posibilidades, totalmente vacío, como en una completa oscuridad, oscuridad que es mayor al no poder ser él mismo la luz.

- ¿Cómo cojones has llegado tan rápido aquí, hombre luz?
Pero Howard no pudo dar respuesta, se dolía demasiado de sus heridas.
- Respóndeme pedazo de mierda, ¿cómo me has encontrado tan rápido?
- Un gigante, de verde. –Dijo Howard con un aliento de voz. –Fui a atacar a un gigante de verde, el Gnomo, es uno de los Yonko.
- Ya se quien es.
-Yo fui a por él y de repente, unos segundos después me estampé contra esta montaña. ¿Cómo… cómo no me puedo transformar? ¿Qué ocurre aquí?
El hombre grande le dio otro puñetazo con el que Howard se quedó inconsciente y lo encerró en una guarida que tiene en la montaña.
Howard pasó semanas en total oscuridad allí encerrado sin poder hacer nada, sin contacto con nadie, con escaso alimento que le iban suministrando cada tres días para él. No quería nada de él, tampoco matarlo por lo que se mostraba desconfiado de las intenciones de aquel hombre, ese hombre que permanecía sentado, ya sin heridas de ningún tipo en su cuerpo, en una roca negra tallada en la ladera de una montaña oscura que presidía una isla deshabitada. Una isla en la que predominaban los colores grisáceos y negros.
Pasara algun tiempo para que publique el cap. 6, pero sigo en ello!!
Avatar de Usuario
Orwell
Recluta Privado de Segunda
Recluta Privado de Segunda
Mensajes: 112
Registrado: Jue Sep 05, 2013 7:53 pm
Edad: 32

Re: OP: Grey Chapters ,,, FIC (Narrativa) y6 caps... de momento!

Mensaje por Orwell »

Vuelvo a la carga.
Spoiler: Mostrar
Cap. 6: Reencuentros amistosos.


En el Reino de Hatasbara, en PineBay, de vuelta a la llegada de Karl y Friedrich a las puertas del palacio real.

- Ey, soldadito, nos gustaría que nadie más nos viera, no queremos ser identificados por nadie mientras que estemos aquí, al menos de momento hasta que hablemos con el Rey y con su padre. –Dijo Friedrich.
- Ahora mismo su padre…
- Más respeto, tú debes decir su nombre. –Interrumpió Friedrich.
- Perdonen, ahora mismo su excelencia Reginald está haciendo guardia en los buques del ejercito para que nadie del exterior llegue a la isla. En estos momentos es nuestro mejor hombre, a pesar de sus años.
- Pues claro que es el mejor, ¿quién iba a serlo si no? ¿Alguno de vosotros? ¿El Rey? –Dijo Karl con tono despectivo.
Los tres entraron al palacio y comenzaron a andar por un pasillo de gran anchura cubierto por una moqueta granate. Tras pasar por el pasillo llegaron al recibidor donde había una puerta a izquierda y otra a derecha, ambas cerradas. Subieron por las escaleras que estaban al fondo del recibidor y tras caminar por un largo pasillo por la primera planta llegaron a una puerta al fondo entre abierta.
- Dejadme que le avise de que tiene visita. –Dijo el soldado. Este entró a la habitación donde una persona se encontraba allí, era muy delgado y bastante bajo, de piel palidecía y apenas tenía pelo. –Su Majestad, hemos recibido la inesperada visita de dos personas de fuera.
- ¿Quién ha entrado a la ciudad sin que fuera detectado? ¿Dónde estaban nuestros vigilantes?
Karl y Friedrich entraron a la habitación y El Rey solo se pudo sorprender al verles.
- Arl…
- ¿Ya no te acuerdas de mi nombre? Es Karl.
- ¿Qué diablos hacéis aquí? ¿Cómo cojones habéis conseguido entrar? –Entró en cólera el Rey de repente. –Deberíais estar exiliados.
- Parece que una mano necesitáis por aquí, por eso hemos venido.
- Déjate de tonterías Karl, no hay nadie capaz a enfrentarse a nosotros, recuerda que con el poder de Reginald nadie puede hacernos frente, nadie se atreve. Y ahora, Howard, con su nuevo poder…
- ¡Es por culpa de ese hijo de perra que estamos en estado de emergencia joder! Ese arrogante de mierda que se cree más fuerte que los reyes de los mares por haberse comido la puta fruta.
- ¿Cómo sabes eso, Karl?
- La gente habla y las noticias vuelan. Tal vez los piratas y demás maleantes no sean capaces de hacernos frente gracias a tu padre… Reginald, pero hay una falta de orden y organización por culpa de la marcha del ejercito. Y sabemos que tú no eres capaz de imponer orden. Llevo aquí un día y ¿sabes que he escuchado por aquí? El Rey más débil de la historia del reino. –Dijo Karl recordando a la anciana que conoció previamente en la montaña Kiveide.
- Tal vez sea así pero y qué pasa si es así…
- La estabilidad y el orden al parecer eran conseguidos por Howard y su poder, tú ya no impones. Y desgraciadamente Reginald tampoco, la edad se nota, y con todos los sucesos nuestra familia se desmorona.
- ¿En qué momento te has apuntado a la familia, a nuestra familia, Karl?
- Soy tan de la familia como cualquiera…
- O quizás más. –Respondió súbitamente el Rey. –Los poderes son tuyos al menos, pero eso no hace que tengas que ser visto como uno más de la realeza, los ciudadanos no lo entenderían.
- Llámalos súbditos, para qué andarnos con tonterías. Lo son, y te obedecen ciegamente. Y por una vez ese poder de las realezas debería servirnos para algo. –Dijo Karl.
- ¿Y cómo puedo yo conseguir eso? –Murmuraba el Rey, que dejó caer una lágrima. -¿Cómo puedo hacerlo yo? El Rey más débil de nuestra historia.
- No está prevista la vuelta de Howard en mucho tiempo, ¿verdad? –Dijo Friedrich.
- No sé, se embarcó hacia el Grand Line hace ya más de un mes.
- Pues llamemos a Reginald, es hora de que el siguiente heredero en la línea de sucesión tome el mando, devolveremos la paz al reino y ejecutaremos a aquellos que fueron en contra nuestra. –Dijo Karl con determinación y añadió. –Eso incluye a “Fogos”, el Yonko.
El Rey y Friedrich miraron con asombro a Karl. Ellos tomaron su frase en serio, y es por ello que pensaban que era una estupidez enfrentarse a él. Es demasiado poderoso para cualquiera de ellos. ¿Cómo iban a poder con él?

Seguidamente Friedrich le preguntó sobre ello a Karl en una habitación aparte.
- De todas formas esto iba a formar parte de nuestro plan inicial, ¿no recuerdas? Solo que ahora es cuestión personal. –Dijo Karl.
- Pero en nuestro plan inicial contábamos con más personas, y una gran red de comunicación fiable. Aquí, hoy y ahora no somos nada.
- Tras apaciguar los ánimos aquí volveremos a nuestro plan, cambiará que incluso tendremos el apoyo del reino y es posible que Howard, si vuelve, nos pueda ayudar.
- Howard no puede ni verte, Karl.
- Pero tampoco creo que le guste oír que han atacado su reino.

Tras caer la noche, en el palacio real.

- Su Majestad. –Dijo uno de los sirvientes. –Reginald, tras mantenerse en la guardia naval durante los últimos cuatro días y debido a la noticia de la llegada de los exiliados, volverá en una hora al palacio.
- Bien, informe a Karl y Friedrich de su vuelta y de que se les espera en el salón 2 en una hora, allí nos reuniremos todos junto al capitán de la guardia en la ciudad.
- Señores, Reginald volvió de su guardia. –Comentó el sirviente a Karl y Friedrich. –Les rogamos que vayan al salón 2, donde allí los espera junto al Rey.

Karl y Friedrich se dirigieron a dicho salón con paso relajado, aunque Karl estaba más emocionado que de costumbre, se iba a reencontrar con la persona que más admiraba en su vida. Siempre sintió una gran devoción al poder de Reginald, su abuelo. Y este siempre le correspondió, hasta su marcha.

- Karl… -Murmuró Reginald cuando le vio. -¿Cómo entrasteis aquí? ¿Qué haces aquí de vuelta?
- ¿No te alegras de verme abu Regi? –Dijo Karl.
- No me llames así, si vas a venir aquí, a mi casa, me deberás llamar señor Reginald de aquí en adelante.
- Perdone, señor. He vuelto porque hemos visto que tenías problemas.
- Lo estamos controlando chico, para eso no vengas a molestar.
- Hace unos días interceptemos un barco que se dirigía a nuestro reino, pertenecía a la flota de “Fogos”, el Yonko. Y creo que deberíamos tomar las medidas pertinentes. –Comentó Karl.
- ¿Quieres decir que ataquemos al Yonko? Ya se ocupará Howard. –Respondió Reginald.
- ¿Hace cuánto que no sabéis de él? Señor, según las últimas noticias que tengo de él, no pudo ni con los hombres-peces. No creo que pueda con alguien con otro poder adquirido por frutas.
- Tened confianza muchachos… tened confianza. –Dijo Reginald, aunque ya con pocos ánimos. –Reanudaremos esta conversación mañana tras el amanecer, necesito descansar tras mi guardia. Mañana estaré más lúcido.
Los demás asintieron aunque algo decepcionados.
- Por cierto Karl. – Dijo el Rey. –Aún no he hablado de tu visita con Margaret, y no se si será buena idea que te vea.
- Supongo que se lo acabarás diciendo, siempre fuiste un calzonazos con ella desde vuestra boda joder. –Le dijo Karl en tono hiriente.
- Es gracias a mí que no moriste por su culpa.
- No digas tonterías, tú te enteraste a posteriori, yo me ocupé de todo. Es gracias a ti que no muere ella por su ambición y ansia.

Karl se dirigió a la puerta para marcharse a su cuarto, cuando antes de salir se dirigió una vez más al Rey.
- Por cierto… ella… ya sabes a quién me refiero. ¿Sigue por aquí? Quisiera un favor.
- Ya sé quién dices. Mañana te dejare su dirección. Está en un lugar seguro alejada de Margaret y de los maleantes.
- Quisiera un segundo favor.
- ¿De quién se trata?
- Tengo entendido que trabajaba en el palacio. Se trata de Ileha Alhei.
El siguiente, cap. 7: White Chapter
Avatar de Usuario
Orwell
Recluta Privado de Segunda
Recluta Privado de Segunda
Mensajes: 112
Registrado: Jue Sep 05, 2013 7:53 pm
Edad: 32

Re: OP: Grey Chapters ,,, FIC (Narrativa) y6 caps... de momento!

Mensaje por Orwell »

Termino anticipadamente por falta de tiempo y otras cosas... pero os dejo el final alternativo y rápido de la historia.
Spoiler: Mostrar
El hombre grande usuario de la Yami Yami no mi, aburrido y cansado decide crear un agujero negro que intente absorber el mar y así poder llegar facilmente al final del mundo. Desgraciadamente se le va de las manos y absorbe toda la Tierra y el universo, dejando nada más que oscuridad. FIN.
:x :gota: :shock: :aplausos:

Ya veré si retomo la historia real algún día. 8)
Responder