Capítulo cuarto
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- Un coliseo. Salzar. Él es el hombre.
La arena ruge esperando a su campeón. Ruge a Salzar.
-¿Sabes por qué Salzar es el mejor? -Pregunta Salzar mientras agarra el culo de una de sus rameras. -No mi lord, no lo sé.
-Si Salzar te ha follado ya no tienes que llamar a Salzar Lord, solo Salzar.
-Sí, mi lo.... sí, Salzar.
-Así me gusta, mi zorrita. Salzar es el mejor porque es Salzar. Salzar nació con los dones divinos. Salzar siempre vence. Salzar triunfa donde otros fracasan. El triste pasado de Salzar, fueron dichas y dichas. Jamás conoció mal alguno. ¿Sabes? Belleza, fuerza. Salzar recibió todo de los dioses y es adorado y amado por todos. Temido por sus enemigos y follado por hombres y mujeres. Hasta el más macho desea jugar con su boca lamiendo la polla de Salzar. Salzar es follable. Salzar es perfecto. -Le dijo Salzar besándola con fiereza. Al salir a la arena encontró a una multitud jadeando su nombre, eran millares en la gran arena, una arena con burbujas flotantes con niños encadenados. Las cinco grandes torres de la arena que tenían forma de concha en sus cúpulas. El gradería de mármol y ferro. Salzar alzó sus brazos con soberbia mientras su rival, un caballero escrupuloso rezaba a los dioses antes del combate.
-¿A quién rezas soldadito?
-A los dioses por la victoria.
-Salzar no oye tus rezos.
-No te rezo a ti imbécil.
-Si rezas a los dioses, rezas a Salzar. Me rezas a mí.
El caballero cogió su escudo y su lanza y corrió para matar a Salzar, quién lo esquivó y clavó sus dos espadas en el cuello del caballero. Salzar usaba un estilo de lucha a doble espada cuando se enfrentaba a humanos, pero guardaba un poder mayor para rivales de mayor categoría. Salzar jamás usó uno escudo o armadura. Mientras el caballero cayó al suelo, de la grada no todos sonrieron. Una mujer y su hijo lloraron amargamente. Aquel noble guerrero endeudado hasta las cejas tenía que servir a este vil espectáculo, su mujer y su hijo comerían un día más, pero desgraciadamente a costa de la vida de su esposo y padre. Entregado a la muerte y la sangre se vio obligado a combatir por dinero hasta que llegó el campeón. Salzar pisó la cabeza del caballero mientras su hijo de no más de diez años miraba. Sus ojos presenciaban el basto y cruel mundo en el que había nacido. Tan lleno de gloria para unos y tan miserable para otros. Una fortuna dispar de la que parece que nadie puede escapar si el tuerto mira en tu dirección. Su madre, aún con el dinero de su fallecido marido, tendrá que prostituirse. Chupando las pollas de viejos aburridos millonarios para llevar un plato de comida a su hijo. Rezando para que el mundo algún día encuentre algo de luz para sus deplorables vidas.
Una voz gritó.
-¡Seguro que no tienes tantos cojones contra el Dios de la sangre!
La multitud enmudeció y Salzar se enfadó.
-¿Quién ha dicho tal estupidez?
Al momento se contuvo y sonrió.
-Cuando quiera y donde quiera. Corred la voz. El Dios de la sangre es un chucho rabioso para Salzar Salzar no teme a nadie.
-Ellos vendrán a Niza pronto.
-En Niza estaré. En Niza mataré a ese vuestro terror. -Que Salzar no hablase en tercera persona mostró lo alterado que se encontraba de ver empañado su honor por semejante trivialidad andante.-
El día era hermoso. El sol brillaba intenso y las nubes pálidas de rojo permitían que los rayos parecieran prismas de todos los colores.
Un pequeño crío corría a través de las calles de Niza, donde los pobres son protegidos por la comunidad. Donde los refugiados acuden. Tras él una dama de cabellos violáceos le perseguía.
-¡Supul! -Gritaba.- Quédate quieto.
-Perdona mamá.
-No deberías estar solo por aquí.
-Ya... perdóname. ¿Cuándo volverá papá?
-Por mucho que vayas no vendrá antes. Papá se encarga de una misión muy importante.
-Lleva ya mucho fuera...
-Volverá.
-¡Red! -Gritó una voz a lo lejos.- ¡Son ellos han vuelto! Después de tres años de guerras. La marcha ha regresado. El cuervo.
-.... También...
-No lo sé. Corred.
El barco descendió dirigido por tres dragones menores de los que les regalara hará dos años la reina. Credo, Crido y Crudo. El león tenía una enorme cicatriz en la garganta y yacía con bastante menos pelo que antes. El águila ya no llevaba gafas y formaba con armadura de plata y hoces como armas. El cerdo había adelgazado y andaba a dos patas, sus músculos relucían como un dios férreo. Ahora tenía dos colmillos gigantes como los de un jabalí. Fumando apareció el lobo, que ahora tenía un aspecto mucho más tenebroso, llevaba un sombrero roto negro y su cuerpo había cambiado la piel a algo reluciente, como si todo un pelaje dorado le abrigase. De las sombras, la sierva, ahora conocida como la mujer que folla con la sangre llevaba entre sus brazos un bebé. Detrás salió al que todos temían, el dios de la sangre del que se contaban hazañas tenebrosas hasta ahora imposibles. El valedor de la victoria de los ángeles, miembro de los ojos que salvaron al mundo. Todos portaban un lazo blanco en recuerdo de Hocus que murió en batalla. Al fondo, como si el tiempo no pasase el Cuervo hizo acto de presencia y todos le vitorearon.
Después de ver cientos de muertos, esperaba más de la gran ciudad. El tiempo pasado me enseñó por los poderes del Cuervo lo que se suponía que defendía él. Por lo que estaba muriendo en el campo de batalla. El momento en el que vi la ciudad por medio del poder de El Cuervo me impresionó más que ahora.
-¿Es esta la ciudad de la que me hablaste? - Pregunté.-
-Sí, es esta. La macro ciudad de Niza. Nicrón es mi maestro. Él me enseñó todo lo que sé. Todas las mañanas damos el desayuno a los necesitados, al mediodía y por la noche. Se reúnen millones de refugiados de guerras, del ostracismo del sistema, de los reyes implacables. Les ofrecemos libertad, a cambio de comida y cobijo, ellos cuidan la ciudad. Nadie cobra por su trabajo. Intercambiábamos bienes, pero en ocasiones necesitamos comprar del exterior. Ahí intervenimos nosotros. Somos la élite. Nosotros conseguimos el dinero necesario para mantenernos protegidos, para lo que nos falte y por supuesto para evitar que los grandes fijen sus ojos aquí. Luchamos por esta gente.
-¿Tú? Esclavizas pueblos para liberar a otros...
-No espero que lo aceptes, solo espero que lo veas. Que veas con tus propios ojos lo que hacemos y porqué lo hacemos. Luchamos por aquellos que lo necesitan.
-Otros también lo necesitan.
-Ellos son quienes me necesitan a mí.
-Es un lugar inmenso.
-Es bella y también sacrificada.
-Y si no quiero ayudar a nadie.
-Vas a ser padre.
-Ya....
-Eso tal vez te cambié.
-No quiero cambiar. Es lo que nadie parece entender. Estoy en la mierda y el calvario y no deseo cambiar. Padecí el sufrimiento por esta empresa, pero realmente ¿Qué me importáis todos vosotros? No sois nadie. Para mí solo existe mi alma.
El engranaje del mundo era difícil complejo, pero los mercenarios del Cuervo junto al Dios de la sangre habían hecho que cambiase el rumbo de la guerra. Los ángeles dirigidos por el Noble y el consejo democrático habían tomado a su favor el reino de los gigantes, la casa de los nobles de Yrial, los valles del Hurdur, la ciudad-estado de Miltran, los terrenos montañosos de las tribus de Hazceros y Hizcuros. Por otro lado, la dama ángel en tierra del tomate gigante había tomado el control de los restos de las elementales del viento, aprovechándose del tirón había tomado las tierras del lago de Minterl, y tenía como vasallos al señor de Julzor y la señora de la casa Finestrey. Los mercenarios del Cuervo habían ayudado a los ángeles a obtener sus propósitos más allá de la frontera. Por otro lado la colación entre el Diablo blanco y el Arcángel caído había servido para llevar a la guerra a los nómadas del sur y a las casas de Nilcer y Andros. Sin embargo aún existían muchos territorios ajenos al conflicto y por supuesto alejados de uno u otro bando. De los dos reyes rebeldes como se les llama, apodados el eje del mal, aún no han entrado en batalla por ello las victorias aunque entre el populacho hayan otorgado fama para los mercenarios del Cuervo, no han significado tanto para los hechos de guerra. El Blanco sigue sin mostrarse y todos le temen y sobre el Arcángel caído.
Al fondo de esta habitación hay oscuridad y solo queda luz en mi cuarto. Una luz pequeña que me mantiene alerta, entre las sombras veo monstruos que dibujan mis ojos Son esas ilusiones como las de que allá a fuera habrá algo desconocido que encontrar. Por un lado desearía adentrarme a ver, por otro el temor me atenaza las piernas. Vi una playa en lo lejano de mi ser un día de invierno. Quise caminar por la playa un día de invierno. Hoy las luces se apagan. La depresión me devora a partes iguales, jugando a los pulsos con la sanguinaria sed que no se acaba. Parece que mi mandíbula está dolorida. Mis dientes se caen. Mis ojos se hunden en negro. No hallan un testigo más continuo de este río que se empeña en no desembocar. Un día de invierno. Lo que se desea y no se tiene. Cerraste los ojos y viste la playa, pero al abrirlos hay invierno ahí a fuera. Lo saben todos. Por eso nadie se acerca, no es cuestión, es un secreto a voces. Te haces mayor.
-Ey...
-¿Qué pasa?
-El niño llora.
-¿Y?
-¿No quieres ayudarme a dormirlo?
-No. ¿Quién coño querría hacer eso? Ya te dije que esa abominación no era de mi puta incumbencia.
-Lo sé...perdona...
-¿Por qué no sales de mi vista?
-Solo intentaba...
-¿Qué? ¿Qué coño intentabas? ¿Qué me sintiera bien por ver a esa bolsa orgánica llorando? ¿Qué me sintiera mejor sabiendo que soy el responsable de que miles de bastardos tengan para comer en esta mierda de ciudad? Cuando estaba en guerra no era feliz... pero al menos no pensaba. Lo llenaba todo de vacío y destrucción. Levantando mis brazos para que me maten.
-Yo estoy aquí...
-No, tú no estás aquí, te irás como todos. Siempre se van todos. Un buen día se aburren y se piran. Me dejan tirado y me hundo en la mierda más y me recuerdan porqué no hay que confiar en nadie. Porque es estúpido dar la posibilidad a nadie de entrar en mi mundo.
-No digas de eso.
-Me importas una mierda. Me voy a la fiesta privada que tenemos.
-No me gustan vuestras celebraciones.
-Me da igual.
Mi llegada había sido bien recibida, pero los festejos prohibidos para los habitantes habían comenzado. Todos me recibieron a media cabeza caída, con pocas palabras y gestos me dijeron hola. Ahora estaban ocupados, entré y tomé esa botella. Teníamos niños y niñas, mujeres y hombres, incluso ancianos esclavos recogidos de nuestras guerras. Gozaba el lugar de una mesa redonda donde podíamos lanzar cuchillos a los que quisiéramos y teníamos patente para golpear sin piedad a todos y todas las que allí estaban. El cuervo estaba sacándole los ojos a un bebé mientras los degustaba, decía que era lo que le mantenía vivo. El león tenía un harem de niñas pequeñas como su sobrina, todo su honor quedaba mancillado cuando atadas las obligaba a beber su semen en copas, mientras ambas se lamían el coño y se comían los dedos de niñas asesinadas. El lobo tenía a una rubia impresionante a la que azotaba en el culo, mientras arañaba su muslo y tiraba de su tanga hasta apretar su coño mojado. Mientras un joven musculado se masturbaba mirando. Allí estaba el reino del pecado. ¿Quiénes éramos? ¿Qué coño importa? No quería saber con qué gente me juntaba. No los podía conocer, si ellos no hablan por sí mismos nadie puede conocerlos. Solo puedes acercarte a la puta orilla. Nunca conoces a nadie, nunca le saboreas la sabia. Hasta el fin de su mundo. Estarás muerto antes de descubrirlo. Aunque hables con alguien nunca sabrás quién es. Nunca sabrás qué es. No somos sino la interpretación externa de lo que quieren deducir de lo que somos, por eso nuestras almas están sucias, porque la suciedad sale a relucir demasaido y todos ven que algo no funciona en nosotros.
La bacanal continuó. Bebimos la orina de aquellos niños y niñas, mientras nos masturbábamos, lo mejor era ver como el cerdo que antaño era un pacifista hijo de puta, ahora era un amante de la violencia y enganchado a las agujas y la magia negra. Tal vez, al narrar estos hechos en la mía testa sintiera el privilegio de expresar tal jolgorio gracil y único como lo hiciera el gran maestre de las letras el Marques de Sade. Mi pasado pletórico hacia la deriva me instigaba hacia ello, pero pudiendo usar la sonoridad basta en mi narración, que no omitía tampoco en detalle alguno y dejaba para otros, para mi cabeza la imaginación de la existencia que allí tuvimos el decoro y placer de disfrutar. ¿Por qué debiera enfriarme en tales artes del Rococó? Creando un arte de escritura hermoso pudiere entonces esclarecer los atroces actos que allí tuvieron acto. Dios mediante que no es mi devoción en estas lides la de mostrarme redundante, pero eso soy, sin más. Todas las decisiones que he tomado han visto la guía de la flecha marcada por los mismos errores redundantes, y sabe Dios que me importa tanto o menos que la nada lo que pudiera parecer mi desgracia de la repetición. La eterna espiral. La eterna demencia. Pues solo la violencia es digna de ser llamada la elección de los libres. Cayendo entre pasado, presente y presunción de futuro.
Mares de vida se deshacía entre putas y mierdas. Entre anos destrozados. Entre violaciones de la paz. Entre cogidas de vulgaridad. En un fajín de tenebrosa circunferencia esencial. Yendo más allá de la luna llena. Estamos ajenos. Limpios y renovados. Somos nuevos entre cerdos. No hay luces ni focos que nos muestren, porque no fuimos de frente, siempre por la espalda. Menos en esta labore. Aquí lo friki se sumaba a lo esperpéntico. Mi lugar era mi reina. El suelo que piso era mi tierra.
La memoria que sangra se acercó al Dios de la misma. La memoria, Nunto, de perilla, cabeza rapada, ojos de cristal, brazos tatuados, traje rojo que le llegaba hasta los tobillos y botas de metal.
-Al final descubro lo que eres. Dios de la sangre.
-He perdido el norte. ¿Así son los dioses? ¿Malos?
-Si te dicen que eres malo, es que algo bueno estás haciendo.
-¿Quién cojones eres tú?
-Alguien malo. -Respondió con una sonrisa.-
Hacía poco que habíamos abandonado a la dama, cuyo bastardo me había torturado y seguíamos el recorrido hacia la guerra. Hacia la muerte.
Entre las nalgas de una mujer y con un mozo abrazando y besándole el cuello recibió Salzar a un mensajero de negro. Era un joven con harapos largos, cejas pobladas y perilla de medio pelo. Con unas orejas separadas y ojos verdes. Su nariz le hacía alguien horrendo. Eran las vestimentas típicas de los viajeros de los valles de Hurdur.
-Disculpad que os interrumpa. Gran Salzar.
-Salzar oye.
-He visto que os han insultado en el coliseo.
-Salzar no hace molestias a los inútiles.
-Los mercenarios de Cuervo están en su ciudad natal. Allí podréis cazarlos.
-Salzar pregunta. ¿Quién eres y por qué me das esta información?
-Se os recompensará si dais muerte al Dios de la sangre. Esto es un anticipo. -El mensajero tiró una bolsa de oro.
-Salzar matará al Dios de la sangre sin dinero ni recompensa. Guarda tu dinero. No insultes a Salzar.
-Disculpe gran Salzar.
-Salzar cumplirá el deseo de tu señor, porque seguro que vienes de un señor y ahora pírate. Deja a Salzar meterle su gran polla en los coños húmedos de estas putas.
El mensajero se fue mirando con envidia a las mujeres espectaculares que estaban con Salzar.
-Vamos puta. Salzar quiere que bailes ese culo para él. -La rubia comenzó a bailar delante de Salzar y mostrar su culo, mientras Salzar escupía en sus nalgas y la azotaba.- Ahora tú, puta número dos lame la polla de Salzar. -La pelirroja lamía todo el pene de Salzar mientras se tocaba el coño mojado, y gemía un poco.- Vamos traga, traga. Puta número dos.
-Sí, mi amor.
-¿Tú no eres una nueva zorra para Salzar?
-Sí...
-Pues no me llames amor. Joder. Sigue chupando. -Salzar se enfadó y metió su dedo en el coño de la pelirroja apretando tanto que le dolió, pero en vez de disgustarse le gustó. Le gustó notar como los dedos de Salzar se follaban su coño fuerte y rápido. -Vamos cometelo. Zorra número dos. Puta uno acércate más y ponle a Salzar tu culo en su boca. Muévelo. -La rubia movía el culo, mientras Salzar le mordía el culo y lamía por su coño arriba y abajo, mientras con la derecha agarraba la cabeza de la pelirroja y la metía con fuerza en su polla, su izquierda estaba follando más y más el coño de la pelirroja. Salzar dejó de lamer el coño de la rubia y habló. - Grita para Salzar zorra número dos. Grita para Salzar. -La pelirroja no paraba de gritar, pero su amiga rubia la acompañó de tanto que sintió de la lengua de Salzar.- La puerta cerró atrás para el mensajero que jamás disfrutaría de esos placeres.
Temblores a la mañana. El anhelo de viejas rencillas que mantenían vivo mi líbido. Viejas musas que forman parte de mi sangre. Corriendo creando en mi cabeza el alboroto que quería. No sabía cómo Apolo regresaba a las alturas. Dios de la sangre me llaman.... como echaba de menos a las musas en mi corriente vital. Días, noches. ¿En qué momento estoy viviendo? ¿Noche? ¿Amancer? El cielo estaba abierto. La sed de los quebraderos parecía agotarse poco a poco con cada aullido a la luna. El escaparate de lo que yo era no había sido sino una manifestación de la estupidez ajena, hoy parecía que los cristales se habían roto y que podía oír el aire. Podía oír las hojas. Podía correr por sobre el suelo de la luna brillante como nunca antes. El espacio no era algo difícil, solo el sacrificio de los pensamientos que se diluyen. Escarbo como una pequeña rata. Escondida en una madriguera que parece mi hogar, pero está oscura, porque parece que el sol que brilla nos quema, porque parece que el miedo que nos paraliza es más fuerte, o tal vez porque los riesgos son ciertos. Podemos seguir volando por encima de nuestras posibilidades. Podemos soñar por encima de nuestros sueños. Pero parece que no podemos andar, si no tenemos pies para seguir el camino roto por años de espera a a través del cristal. El silencio que no deja silencio, el silencio que es falso, porque hay algo que se oye. El oro que es chocolate por dentro, el oro que nos hiere. El oro que nos convierte en adictos. Esa sensación de felicidad que siento al correr sobre la luna puede que sea movida como el amor por chocolate.
Las puertas del purgatorio. Ardientes columnas de fuego que ascendía hasta los cielos. Nunto me seguía con ropas claras y guante de seda. Entre la guerra y la furia escondía de mí mismo la memoria de mi pasado.
-¿Qué es este lugar?
-¿Quieres ser un dios?
-Ya soy un dios.
-¿Qué hace que un hombre se convierta en un dios?
-El poder absoluto.
-¿Tú tienes ese poder?
Le mostré como transformaba mi mano en sangre. Y me vanaglorié de ello.
-Entonces, no creo que tengas miedo a lo que hay detrás de esa puerta.
-Estuve en el infierno.
-Y te convertiste en un elemental, pero tal vez no sepas porqué los que no nacen elementales son elementales diferentes. Porqué algunos son elementales de fuego y otros de viento.
-¿Por qué?
-Tiene que ver con nuestro miedo. Tú tienes miedo a estar vivo. Y la sangre representa la vida. Si de verdad eres un dios superarás esta prueba y dejarás de una vez por todas tu humanidad. Sino eres un dios, volverás, sabiendo que has fracasado, pero conservando tus poderes de elemental. Cuando salgas, solo tú sabrás que has fallado. Solo tú sabrás que en el fondo eres una criatura humana, nosotros seguiremos pensando que eres el dios de la sangre. Estas puertas te permitirán conocerte mejor a ti mismo y luego podrás seguir con tu guerra.
-¿Por qué me ayudas?
-Porque me sale de los cojones.
Entré en aquella puerta, y ahí estaba esperándome. Aquel fantasma...
-¡Ah!
Una mano cálida me acarició.
-¿Estás bien?
Sudando ni siquiera le contesté, entre jadeos intermitentes.
-Otra pesadilla...
-No... fue un sueño del pasado...nada más.
-Desde que estuvimos en la escaramuza de los Altos, tienes estas recurrentes pesadillas.
-¿Y a ti qué te importa?
-Eres el padre de nuestro bebé.
-No... soy tu amo y tu dueño. Reza porque a diferencia de otros ni te golpeo ni te violo, tú quisiste follar conmigo y tener esa criatura. Y esa es otra puta pregunta. ¿Qué clase de enferma eres?
-¿Qué? -Me contestó entre irritada y extrañada.
-¿Por qué te viniste conmigo? ¿Para escapar de los ángeles? Y luego, te di la oportunidad en Caneas de irte y te quedaste y no solo eso, follaste conmigo. Jamás te forcé aunque te amenacé. ¿Quién en su puto juicio puede follar con alguien como yo? Ya me he dejado por completo, físicamente solo soy un barbudo con pelos largos sediento de sangre. Este don de la divinidad también me ha envejecido bastante más de lo que pensaba. Me has visto violar a otros y otras, matarlos. ¿Qué clase de persona folla a gusto con alguien como yo? Estoy fuera. ¿No lo entiendes? ¡Entiéndelo de una puta vez! No sé qué pinta un crío en mi vida, ni porqué debo manteneros ni un solo minuto más, pero lo hago. Os odio. A ti, al bebé y a todos. Y me odio a mí mismo. Porque he perdido.
-... Todos te admiran y temen... no has perdido, nos reciben con vítores y la guerra se venció,.
-No.... perdí en la batalla más importante para mi estúpida cabeza. La guerra de ese órgano defectuoso. El corazón. Perdí, porque le he dado demasiada importancia, perdí porque aún sabiendo lo patético que era darle importancia no pude ponerle freno, perdí porque cuando entré en esas puertas no gané. Perdí. He perdido y perderé siempre. Esta no es la historia de la victoria. Es la historia de la derrota. Mi vida es mi derrota. Mis decisiones han sido mi derrota. Las relaciones han sido una derrota. Mi hundimiento ha sido una derrota. Mi cabeza es mi derrota. Te voy a contar un cuento. Hace mucho, mucho tiempo nació en una ciudad capital de un estado entero, ubicada en la montaña más alta de ese grandioso reino, un buen muchacho. Criado en una familia media, tuvo acceso a la educación, a los bienes en un mundo lleno de desigualdades, tuvo el afecto de sus padres e incluso tuvo amigos y amigas. No se sentía mal en ese mundo en el que vivía, pero un buen día algo cambió en él. ¿Dios? Tal vez, lo que sucedió es que tuvo una enfermedad que le convirtió a ojos de todos en un monstruo. Horrendo. Las miradas de los extraños le juzgaban. Esa enfermedad pasó, pero su cabeza no se recuperó. Comenzó su caída hacia la derrota. Aquel muchacho ya no podía entender el afecto de forma natural, sino con dolor. Vivió convencido de que la soledad era su única amiga, y tras la zozobra, sin amigos, sin amor, se creía invencible. Invulnerable. Frío. Alejado. Poderoso en su odio. Juró venganza, sin embargo algo sucedió. ¿Dios? No lo sé. Apareció un ángel oscuro. Sí... un ángel oscuro. Aquel muchacho encontró su alma gemela y se sintió lleno por fin. Tan ridículo, tan absurdo, pero en el fondo solo necesitaba eso. Para los que viven solos, esas estupideces valen su precio en oro. Pero aquel ángel oscuro, decidió que no podía permitirse el lujo de arriesgarlo todo por ese muchacho, decidió seguir con su vida con la persona a quién quería y no era ese muchacho. Él se quedó solo nuevamente. Se hizo a las artes, pero todos escupían en su obra y no sin razón. Era una puta remesa de mierda. Mala, infumable. Gramaticalmente penosa. Su obra fue siempre una basura. Y cayó. Volvió a perder, una vez más. Otra derrota. Al final, se hundió en su pequeño ataúd. Y emergió en otro mundo, después de pegarse un tiró en la sien. Emergió en un mundo donde todo le iba bien, y llegó alguien y le ofreció un trato. Te daré poder si abandonas esta vida. El muchacho le daba igual, estaba muerto. Accedió. Se convirtió en un dios. Destruirá el mundo al que ha sido invitado, porque ama la violencia. Porque solo puede vivir con violencia. Y jamás será feliz, ni haciendo eso. Jamás será feliz ni aunque le amen, porque en su cabecita, jamás se olvidó de aquel ángel oscuro. Y entonces se lo recordaron. Y recordó la derrota. Recordó que aunque fuera un dios, él perdería. Destruyó, gobernó y perdió. Fue derrotado por un héroe. Es el cuento del villano. Alguien que no pasó penurias y se vio abocado al hundimiento. Es la historia de tantos y tantos que pierden. Que pierden. Y te contaré otra historia. La de otro muchacho. Este nació en una familia pobre. Tuvo que superar muchas dificultades, pero supo hacerse fuerte. Era bello y la gente notaba en él un gran carisma. Todos le seguían y cada idea, por muy estúpida que fuera, era admirada por todos. Este muchacho escribió un libro sobre magos y fue una gran venta. Y llegó la guerra, y el muchacho fue arrastrado a la violencia, porque él no quería la violencia. Detestaba la violencia y solo quería sus pequeñas cosas, sin embargo sabía que algo le llamaba en el corazón. Algo que le llevaba a hacer lo correcto, lo que era normal, porque él era un bastardo normal. Sociable. Ese puto niño. Conoció a un mujer a la que no comprendía y que era la mujer más perfecta del mundo y se enamoraron al instante. Aunque les separó, su amor era inquebrantable, y se quisieron siempre. Y entonces llegó el día. Aquel niño perdió en la guerra a su padre a manos del malvado. De un villano miserable. Y entonces tornó en venganza. Combatió al villano, emperador del mundo. Venció. Se llevó a su amor y vivió feliz y comió perdices aún siendo un imbécil. Esa es la puta historia del vencedor. Cuyos únicos putos dilemas eran qué tengo que comer hoy y cuándo cojones follamos amor mío. No me hables como si te importase una mierda. O como si por haberte follado yo y tú tengamos algo en común. Soy el perdedor. En la biblia de mi mundo, soy Job. Soy Luzbel. Soy el ángel que se rebela y pierde. Soy el perdedor, pero como lo sé. Al menos, voy a hacer mucho ruido; porque no quiero que nadie sea vencedor sin haber sacrificado todo lo que tiene para ganarme. Esta es la historia de la derrota, pero que será tan traumática que juro por los dioses, o por Dios que acabaré con este mundo y el que se me ponga por delante hasta que no quede absolutamente nada. Así de simple. Así de fácil. Porque no hay motivos, lo haré porque sí. Porque me apetece. Porque soy un envidioso. Porque soy un cobarde. Porque soy un manipulador. Porque soy lo que soy y por supuesto en este puto cuento siempre tiene que haber alguien como yo, pero hoy. Hoy. No es otro quién narra esa historia. Hoy la narro yo.