Foro de One Piece Pirateking

No se si abrir un tema de algo tan específico es un poco spam, pero bueno, aquí estoy disponible por si los moderadores me lo quieren cerrar, no pierdo nada por intentarlo, porque la verdad es que me apetece mucho compartir mi dilema con la sabiduría foril:

Mi cuestión es la del título: ¿Dónde termina el coleccionismo y empieza la obsesión?

Y paso a ilustrarlo con unos vídeos:







Imaginaos ahora que un incendio terrible se propaga por la casa, y lo pierden todo, ¿de qué les habrá servido su locura? ¿realmente fueron felices con ella? ¿acaso les llenaba de orgullo y satisfacción, o se desesperaban por las piezas que no podían conseguir (en caso de que las hubiera), o del miedo a perderlo todo? ¿a dónde lleva esta carrera sin fin? solo se vive una vez, ¿merece la pena gastar esa única vida en una infinita acumulación material? ¿os ha pasado a vosotros?

He sentido el impulso de preguntaros esto por una pequeña historia que me ha sucedido:

Spoiler: Mostrar

En mi adolescencia empecé una colección de imanes de resina de souvenir de los viajes que hacía. Últimamente, dejaron de gustarme los imanes de resina, y me planteé (suerte que no lo he hecho) comprar por ebay los imanes que ya tenía en versión de papel, más bonitos. También me estaba planeando una locura de interrail de dos meses este próximo verano, en plan insano, visitando el mayor número de ciudades posibles para maximizar los imanes que conseguiría. Me iba a llevar la firma electrónica para hacer el papeleo veraniego de solicitud de plazas de interinos que tengo que hacer todos los veranos para currar durante el curso en un instituto (y si tenía problemas administrativos o informáticos... estaría jodido). Estaba deseando llegar del viaje antes siquiera de salir... como si estuviera OBLIGADO a viajar, no por disfrute personal. Paso de dedicarle mi vida a estas mierdas, casi mejor viajo por placer a donde me apetezca, a Japón con mi mochila y a Nápoles y Roma con un colega al que le gusta como a mí la Antigüedad. Esos viajes si que los gozaría, viajar por placer, y pasaría de alimentar mi hambre insaciable de acumular imanes... que creo que al final es pura vanidad, para presumir en mi nevera de todas las partes en las he he estado, aunque realmente me faltan muchos sitios por visitar (no he viajado mucho). Al contrario, visitaría primero aquellos destinos que me atraen sinceramente: Japón, Singapur, la Greater Bay Area, Seúl, California, Moscú, los países nórdicos, Israel, Egipto, etc. Ahora que ya tengo dinero, pues este verano conseguí aprobar las oposiciones, podré ser capaz de hacerlo.

todo coleccionismo es una obsesión en si mismo. lo aprendí completando la Pokedex

Pues depende de la capacidad financiera de cada uno, digo yo.

barbadedosdias escribió:

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No se si abrir un tema de algo tan específico es un poco spam, pero bueno, aquí estoy disponible por si los moderadores me lo quieren cerrar, no pierdo nada por intentarlo, porque la verdad es que me apetece mucho compartir mi dilema con la sabiduría foril:

Mi cuestión es la del título: ¿Dónde termina el coleccionismo y empieza la obsesión?

Y paso a ilustrarlo con unos vídeos:

Imaginaos ahora que un incendio terrible se propaga por la casa, y lo pierden todo, ¿de qué les habrá servido su locura? ¿realmente fueron felices con ella? ¿acaso les llenaba de orgullo y satisfacción, o se desesperaban por las piezas que no podían conseguir (en caso de que las hubiera), o del miedo a perderlo todo? ¿a dónde lleva esta carrera sin fin? solo se vive una vez, ¿merece la pena gastar esa única vida en una infinita acumulación material? ¿os ha pasado a vosotros?

He sentido el impulso de preguntaros esto por una pequeña historia que me ha sucedido:

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En mi adolescencia empecé una colección de imanes de resina de souvenir de los viajes que hacía. Últimamente, dejaron de gustarme los imanes de resina, y me planteé (suerte que no lo he hecho) comprar por ebay los imanes que ya tenía en versión de papel, más bonitos. También me estaba planeando una locura de interrail de dos meses este próximo verano, en plan insano, visitando el mayor número de ciudades posibles para maximizar los imanes que conseguiría. Me iba a llevar la firma electrónica para hacer el papeleo veraniego de solicitud de plazas de interinos que tengo que hacer todos los veranos para currar durante el curso en un instituto (y si tenía problemas administrativos o informáticos... estaría jodido). Estaba deseando llegar del viaje antes siquiera de salir... como si estuviera OBLIGADO a viajar, no por disfrute personal. Paso de dedicarle mi vida a estas mierdas, casi mejor viajo por placer a donde me apetezca, a Japón con mi mochila y a Nápoles y Roma con un colega al que le gusta como a mí la Antigüedad. Esos viajes si que los gozaría, viajar por placer, y pasaría de alimentar mi hambre insaciable de acumular imanes... que creo que al final es pura vanidad, para presumir en mi nevera de todas las partes en las he he estado, aunque realmente me faltan muchos sitios por visitar (no he viajado mucho). Al contrario, visitaría primero aquellos destinos que me atraen sinceramente: Japón, Singapur, la Greater Bay Area, Seúl, California, Moscú, los países nórdicos, Israel, Egipto, etc. Ahora que ya tengo dinero, pues este verano conseguí aprobar las oposiciones, podré ser capaz de hacerlo.

El tipiño del segundo vídeo, obsesión no sé, pero la tarita está asegurada. Funkos, me cago en diez!!
Y edito porque joder, ahora que me puse el vídeo por curiosidad: ese tío no puede ser feliz. Me lo imagino entrando en una tienda en plan: ais sí, ponme el mismo cabecicubo que ayer pero con los redondeles que tiene por ojos en color marrón, o tendré que salirme de los Guiness. Ojalá un tsunami se los llevase todos por delante de una vez, nunca debí empezar, que alguien haga algo! .

Yo creo que la obsesión malsana empieza en el momento en el que como tú dices, te sentías obligado y ya no estabas pensando en viajar por placer, sino por acumular. El momento en el que coleccionar me agobie y me haga infeliz me lo plantearé, pero de momento no me arrepiento para nada de lo que fui coleccionando.
Pude vender alguna cosa que dejó de hacerme tanta gracia como antes, pero sin más.
Si lo perdiera todo en un incendio, probablemente me tiraría a las llamas con mis cosas.

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(Evidentemente no. Me jodería especialmente por las piezas más difíciles de conseguir, pero por las demás, me fastidiaría en la misma medida que si se me quemase un fajo de billetes. A pasarlo mal y a volver a trabajar en ello; qué le vamos a hacer).

A mí sí me hace feliz mi colección: hace que el sitio donde vivo sea prácticamente un museo, me ayuda a tenerlo todo más recogido, disfruto limpiando las figuras... Todo bueno.
A mí me llena de orgullo y satisfacción, pero sí, siempre quieres más, es lo que tiene . Da un poco de vértigo ver cómo lo tenía todo no hace ni un año, pero bueno... por lo menos no colecciono Funkos xd

Los funkos son los nuevos crucifijos: están por todos lados y dan el mismo mal rollo.

Comparar al señor que tiene droides de Star Wars a tamaño real con Funkos! No solo me parece vergonzoso, sino que debería de ser perseguido con palos.

Sobre el debate, ya lo ha dicho todo mi señora:

Yo colecciono cosas rarunas, desde roboces, pasando por misiles, cabezas reducidas, máscaras asiáticas, colgantes de hueso tibetano, aparatos de cine antiguos, sombreros, darumas, figuras de dinosaurios, de Godzilla, muchos...MUCHISIMOS SKELLINGTANS . Me hace feliz y me parece que hacen que mi casa tenga más personalidad y me sienta más acogido.
Luego en otras cosas, trato de coleccionar todos los gurren laganns de revoltech. No se, es divertido indagar, rebuscar, negociar, la espera, el buscarles un sitio. Pero si no los consigo no me entran sudores, así que ahí pongo el límite.

Dicen que todo en exceso es malo, supongo que aplica a todo. Sin excesos que afecten la vida del coleccionista o de sus seres queridos, creo que no tiene nada de malo. Y por cierto, eso del riesgo de perder todo de pronto por un accidente o algo así no tiene mucho sentido, pues eso aplica igual a cualquier cosa de la vida y no por ello significa que haya que privarse de las cosas frente a dicha eventualidad.

Yo colecciono muchas cosas, y en parte es un problema mental que reconozco xD. Me gustaría ser de aquellos que coleccionan una o dos cosas nada más en esta vida, pero tengo tantas aficiones que me puse a coleccionar que supongo que lo mío es patológico o compulsivo xD. Figuras, llaveros, libros, tarjetas coleccionables, etc. Por suerte puedo darme esos lujos, aunque más me ha costado tener el espacio que el dinero, por lo que he tenido que aprender, sobre todo los últimos meses, a hacer la vista gorda y a discriminar dentro de una misma colección. Así que ya no busco tener todo lo posible en cada una e intento limitarme a solo conseguir lo que más me guste.

Eso sí, no llego al extremo de coleccionar cosas en cajas selladas xD

Capitan Pillo escribió:Comparar al señor que tiene droides de Star Wars a tamaño real con Funkos! No solo me parece vergonzoso, sino que debería de ser perseguido con palos.

Sobre el debate, ya lo ha dicho todo mi señora:

Yo colecciono cosas rarunas, desde roboces, pasando por misiles, cabezas reducidas, máscaras asiáticas, colgantes de hueso tibetano, aparatos de cine antiguos, sombreros, darumas, figuras de dinosaurios, de Godzilla, muchos...MUCHISIMOS SKELLINGTANS . Me hace feliz y me parece que hacen que mi casa tenga más personalidad y me sienta más acogido.
Luego en otras cosas, trato de coleccionar todos los gurren laganns de revoltech. No se, es divertido indagar, rebuscar, negociar, la espera, el buscarles un sitio. Pero si no los consigo no me entran sudores, así que ahí pongo el límite.

Si, definitivamente tienes 12 años. No sabes leer, no sales de casa y ahora compras juguetes porque te sientes más acogido Sin mis muñequitos no estoy cómodo que triste.
Lo dicho, pisa la calle que es Viernes y a tu tara mental le va a venir bien.
Y pensar que hace tiempo criticaste a alguien por colecionar, haciendo tu lo mismo, ni vergüenza tienes.

Argon8 escribió:

Capitan Pillo escribió:Comparar al señor que tiene droides de Star Wars a tamaño real con Funkos! No solo me parece vergonzoso, sino que debería de ser perseguido con palos.

Sobre el debate, ya lo ha dicho todo mi señora:

Yo colecciono cosas rarunas, desde roboces, pasando por misiles, cabezas reducidas, máscaras asiáticas, colgantes de hueso tibetano, aparatos de cine antiguos, sombreros, darumas, figuras de dinosaurios, de Godzilla, muchos...MUCHISIMOS SKELLINGTANS . Me hace feliz y me parece que hacen que mi casa tenga más personalidad y me sienta más acogido.
Luego en otras cosas, trato de coleccionar todos los gurren laganns de revoltech. No se, es divertido indagar, rebuscar, negociar, la espera, el buscarles un sitio. Pero si no los consigo no me entran sudores, así que ahí pongo el límite.

Si, definitivamente tienes 12 años. No sabes leer, no sales de casa y ahora compras juguetes porque te sientes más acogido Sin mis muñequitos no estoy cómodo que triste.
Lo dicho, pisa la calle que es Viernes y a tu tara mental le va a venir bien.
Y pensar que hace tiempo criticaste a alguien por colecionar, haciendo tu lo mismo, ni vergüenza tienes.

Y hoy nos acaba de llegar a Atómica y a mi paquetico, en mi caso es Tresspaser el primer Kaiju que aparece en Pacific Rim. El de Atómica no se, es misterioso de momento.
Queréis verlo?

Y siendo francos:

Cuantos tenéis ganas de ver la colección de Redon al completo y de inaugurar pantanos?

Argon8 escribió:

Capitan Pillo escribió:Comparar al señor que tiene droides de Star Wars a tamaño real con Funkos! No solo me parece vergonzoso, sino que debería de ser perseguido con palos.

Sobre el debate, ya lo ha dicho todo mi señora:

Yo colecciono cosas rarunas, desde roboces, pasando por misiles, cabezas reducidas, máscaras asiáticas, colgantes de hueso tibetano, aparatos de cine antiguos, sombreros, darumas, figuras de dinosaurios, de Godzilla, muchos...MUCHISIMOS SKELLINGTANS . Me hace feliz y me parece que hacen que mi casa tenga más personalidad y me sienta más acogido.
Luego en otras cosas, trato de coleccionar todos los gurren laganns de revoltech. No se, es divertido indagar, rebuscar, negociar, la espera, el buscarles un sitio. Pero si no los consigo no me entran sudores, así que ahí pongo el límite.

Si, definitivamente tienes 12 años. No sabes leer, no sales de casa y ahora compras juguetes porque te sientes más acogido Sin mis muñequitos no estoy cómodo que triste.
Lo dicho, pisa la calle que es Viernes y a tu tara mental le va a venir bien.
Y pensar que hace tiempo criticaste a alguien por colecionar, haciendo tu lo mismo, ni vergüenza tienes.

Pero qué puto pesado eres, tío.

Capitan Pillo escribió: Cuantos tenéis ganas de ver la colección de Redon al completo y de inaugurar pantanos?

Me alegro de que alguien rompa el hielo sacando el tema. Ayer precisamente me acordé de Redon mientras creaba este tema

Por otra parte, he investigado un poco y sacan 2 figuras Pop! al día (aprox.). Si el coleccionista ese se despista una semana, ya tendría de deberes rastrear el mercado en busca de esos 14 nuevos

Yo colecciono NFTs pero no cualquier NFT, si no NFTs que valgan más de 40 mil euros

NFTs para ermitaño, lo veo.

Nah pero qué cojones, coleccionar cosas siempre ha ido ligado al nivel económico de cada uno. Por eso hay peña gastando en la cosa fea esa que son los pops, mientras que otros solamente podemos coleccionar cosas en videojuegos, rollo "logros" gratuitos. Las típicas monturas, etc.

Redon, sabemos que tienes un almacén enorme donde puedes secuestrar gente, pero no banees a barba por filosofar.

Argon8 escribió:

Capitan Pillo escribió:Comparar al señor que tiene droides de Star Wars a tamaño real con Funkos! No solo me parece vergonzoso, sino que debería de ser perseguido con palos.

Sobre el debate, ya lo ha dicho todo mi señora:

Yo colecciono cosas rarunas, desde roboces, pasando por misiles, cabezas reducidas, máscaras asiáticas, colgantes de hueso tibetano, aparatos de cine antiguos, sombreros, darumas, figuras de dinosaurios, de Godzilla, muchos...MUCHISIMOS SKELLINGTANS . Me hace feliz y me parece que hacen que mi casa tenga más personalidad y me sienta más acogido.
Luego en otras cosas, trato de coleccionar todos los gurren laganns de revoltech. No se, es divertido indagar, rebuscar, negociar, la espera, el buscarles un sitio. Pero si no los consigo no me entran sudores, así que ahí pongo el límite.

Si, definitivamente tienes 12 años. No sabes leer, no sales de casa y ahora compras juguetes porque te sientes más acogido Sin mis muñequitos no estoy cómodo que triste.
Lo dicho, pisa la calle que es Viernes y a tu tara mental le va a venir bien.
Y pensar que hace tiempo criticaste a alguien por colecionar, haciendo tu lo mismo, ni vergüenza tienes.

La gente coleccionará lo que le salga de los cojones y seguramente Pillo haya pisado más calle que tú en toda tu vida. Este foro nunca deja de sorprenderme, el grado de patetismo roza niveles insospechados.

En mi caso, mi obsesión por coleccionar juegos retro se detiene en el momento en el que veo un juego por 2000 pavos graduado por wata y pienso, ni de puta coña, pero sinceramente, si fuese multimillonario y 2000 pavos no significasen nada para mí, tendría una casa sólo llena de cosas de colección. ¿Por qué? Pues porque los seres humanos somos así de irracionales y punto.

La obsesión la determina la cartera. Si eres un desgraciado sin un euro, por mucho que quieras ser coleccionista, llegará un punto en el que digas: no tengo un mango. Si el dinero te sobra, vas a volverte obsesivo compulsivo, hay un placer psicológico en completar una colección, en el momento en el que adquieres una pieza de esa colección que estabas buscando durante meses, aunque el resto de tu vida -una vez conseguida- no vuelvas a cogerla. Sólo por esa corriente de satisfacción que te recorre el cuerpo cuando la ves en tu estantería.

Imagino que algún psicólogo en la sala nos dirá los motivos que lo causan y cuando se traspasa la línea de la afición a la obsesión.

Interesante tema.

Veamos... en mi opinión más que una obsesión el coleccionismo implica un proceso subjetivo y "maniático" por parte del coleccionista, en el sentido de que se establece un vínculo emocional y estético (es decir, que te gusta y atrae) con aquello que se colecciona.

De este modo, podríamos decir que una colección puede reflejar la personalidad y gustos de su coleccionista, en el sentido de que mediante el acto de coleccionar y organizar el coleccionista construye "su propio mundo", o mejor dicho, su propia visión del mundo. Es por eso que los orígenes medievales y renacentistas del coleccionismo los encontramos en el concepto de Gunderkamer (cámara de maravillas) de nobles y monarcas europeos como el Rodolfo II de Praga o Isabella d'Este, entre otros. Las cámaras de maravillas de estos nobles no sólo contenían cantidades ingentes de arte al gusto de su coleccionista (como por ejemplo Rodolfo II con Arcimboldo), si no que también coleccionaban todo tipo de rarezas del mundo, plantas, minerales, materiales e incluso animales exóticos o humanos (rollo gente de otras razas o enanos esclavizados). Ya que en esencia las gunderkamer también reflejaban la ostentación y poder de estos nobles, como también un afán por acaparar el conocimiento universal para poner el mundo "bajo su control" (una ambición muy propia del antrpocentrismo renacentista).

Es por eso que también en muchos casos el coleccionismo deriva en la acumulación de todo tipo de objetos de alto valor adquisitivo por pura ostentación y snobismo. Pasaba en el Renacimiento con algunos monarcas austríacos o el Duque de Berry (coleccionista del siglo XIV que coleccionaba todo tipo de arte gótico por la calidad y valor crematistico de sus materiales, como el pan de oro o el azul ultramarino) y pasa hoy en día con el mundo y mercado del arte contemporáneo. Existen muchos millonarios y famosos que coleccionan y compran arte contemporáneo por puro snobismo, blanqueo de dinero y también la inversión en proyectos, infraestructuras y producción de arte. Por ejemplo Carlos Slim (el que hace unos años era el hombre más rico del mundo) tiene una colección grande que tiene un museo de varias plantas en un rascacielos de Ciudad de México, o sin irnos tan lejos en Barcelona tenemos al señor Vilacasas, farmacéutico multimillonario que tiene la patente del ibuprofeno y que empezó a coleccionar arte contemporáneo (y a promover artistas con becas y exposiciones) porque no sabía con que decorar una esquina de su salón.