¡Por fin acabé
La Rueda del Tiempo! Sobrevivir a catorce libros seguidos, con la extensión de páginas que tiene es, ante todo, una pequeña hazaña.
La Rueda es la saga fantástica más extensa que hasta ahora he leído. No es una saga que sea para ser leída poco a poco, ya que la multitud de personajes que aparece y sus numerosas tramas secundarias y terciarias provocan que, o seas un poco exhaustivo en su lectura, o acabas enmarañándote en la Urdimbre del Entramado y te pierdes.
Además, es una saga un tanto especial cuyo análisis se complica más aún porque fue terminada por otro autor con otro estilo distinto. Creo que Sanderson hizo un buen trabajo en el remate final de la obra, pero se nota su huella. Además, no sé hasta qué punto Sanderson contó con la guía de las indicaciones de Jordan para conducir al desenlace de la obra, me sorprenden algunos puntos que luego mencionaré.
Se nota que es una saga mimada, cuidada y detallada. A Jordan no le importa dedicar páginas y páginas para describirte cada ciudad, cada vestido, el ambiente que rodea a los personajes, los rasgos de los personajes, etc. No llega al lenguaje estilizado y complejo manejado por Tolkien, pero es un estilo también recargado. Acostúmbrate rápido a prolongados párrafos e introspecciones.
Además, es una saga interesante porque te plantea un mundo y una sociedad donde quienes manejan el poder y presentan la autoridad son las mujeres: Aes Sedai de la Torre Blanca siempre inmiscuidas en los gobiernos y las naciones y ciudades gobernadas en su mayoría por reinas y cuyas líneas sucesorias recaen en las mujeres, etc. Asimismo, las mujeres protagonistas o principales de la historia son mujeres con una personalidad fuerte, como se observa en Nynaeve (más que fuerte en este caso sería tozuda, desquiciante en ocasiones, enojada en muchas), o Egwene (el desarrollo de este personaje es brutal, de hecho, es uno de los personajes en los que su romance no le aporta nada a su crecimiento, casi diría que es una traba), Cadsuane, Aviendha, etc. Incluso las propias antagonistas son también mujeres con una personalidad compleja, evidentemente retorcida por su adherencia a la Sombra, solo hay que fijarse en la terrible Semirhage o la escurridiza y taimada Graendal.
A modo general, un punto débil en la saga, son los romances. Lo siento, pero no me convence casi ninguno. Con la cantidad de romances que se producen a lo largo de la novela, y casi todos se basan en un apasionamiento desmedido, muy rápido e intenso, basado simplemente en un cruce de miradas o una atracción irresistible y desbordante. Como ejemplo, solo hay que ver el de Egwene, Min o incluso Bryne (que es uno de los más forzados, fruto del interés de un hombre por una mujer que le hizo una promesa y luego decide incumplirla “a su manera” porque tiene un objetivo mayor). Si acaso, solo salvaría el de Aviendha y Tuon, porque, al fin y al cabo, en estos sí hubo algún tipo de interacción entre personajes y se llegan a conocer un poco más, salvando un poco el cliché del apasionamiento mencionado anteriormente.
Como puntos fuertes, la historia principal es bastante potente y te atrapa, los momentos de tensión son brutales, se nota el in crescendo paulatino que hay a lo largo de la saga. Jordan te va atrapando poco a poco, va madurando la esencia de la historia poco a poco, permitiéndote que saborees cada momento, que odies a los personajes, que te atrapen, que te fascinen, que te susciten preocupación, etc. La evolución de los personajes principales (Egwene, Rand, Perrin y Mat es bastante compleja. Nynaeve tiene un desarrollo bastante bueno también, pero creo que no llega a la par que los otros.
Los mejores libros para mí han sido
La Tormenta (es el libro por excelencia de Egwene),
El señor del Caos (los pozos de Dumai...),
Torres de Medianoche y
El cielo en llamas. Como más flojo,
Encrucijada en el crepúsculo, no sé como ese libro pudo ser tan lento y desarrollar tan poco la acción pese a estar precedido por el noveno. Centraré un poco más el análisis de la obra que he hecho en el último libro, que es al fin y al cabo la culminación de toda la saga y lo dejaré en spoiler para no chafar ninguna sorpresa.
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- Acerca del Tarmon Gai´don, es una batalla espectacular, llena de estrategias y triquiñuelas. Vaya mezquina fue Graendal sometiendo a Compulsión a los principales ejércitos de la Luz, una estratagema brillante para llevarlos a la perdición. Y, por supuesto, mención especial al brillante Mat Cauthon que demostró su superioridad como general frente a Demandred, pese a lo bestial que fue este Renegado en este enfrentamiento.
Lo único que me chirrió durante el combate en Merrilor fue la repentina aparición de los sharaníes. Me extrañó mucho que Jordan, un autor que te presenta cada pueblo y nación con personajes propios, con sus tramas secundarias o terciarias, con sus propias costumbres, tradiciones, conductas, maneras de interactuar, etc., presente a los sharaníes tan carentes de esos rasgos, a excepción de que utilizan tatuajes para identificar clases sociales y señalar a los encauzadores y encauzadoras. Además, que recuerde, de los sharaníes solo sabemos algo acerca de ellos cuando nos indican que Graendal mantiene cautivos a sus principales dirigentes y nos habla acerca de su sistema de gobierno, y que los Marinos han tenido tratos con ellos, pero muy esporádicos y breves, y casi sin poder verlos e interaccionar con ellos, algo similar a los Aiel. Esperaba que, si Jordan pretendía mostrarlos en la Última Batalla, al menos dedicase algún capítulo para presentar un personaje de dicha nación y plantear alguna trama o indicio de que iban a actuar en la Última Batalla cumpliendo algún tipo de profecía. Mantiene tan en la incógnita esta intervención que cuando se produce no deja de provocar cierta sensación forzada. Además, se usa la excusa de que Demandred conocía algún tipo de profecía acerca de ellos y que consiguió usarla para adquirir su liderazgo.
Jordan reserva toda la trama de la Torre Negra (una de las mejores tramas de la saga), tan terrible y desesperante, en la que a cada línea que lees solo te entran más y más ganas de estrangular a M´hael, y resulta que casi toda la importancia de la intervención del Poder por parte de las huestes de la Sombra es llevada a cabo por el loco y ultrapoderoso Demandred y por los encauzadores sharaníes. Esa opción desinfla un poco las perspectivas creadas por los Señores del Espanto, cuya irrupción en el frente dirigido por Ituralde en las Tierras Fronterizas fue tan decisivo para diezmar y replegar a las tropas de este general.
Asimismo, en la última obra casi desaparecen del mapa las Sabias y las Detectoras de Viento. De hecho, es algo que creo que se manifiesta a partir de que Sanderson coge las riendas de la saga, cada vez la intervención de estos personajes es más y más reducida, como si su papel en la saga ya estuviera casi concluido, pero aún había que mantenerlas en activo de alguna forma para aparecer esporádicamente en la Últma Batalla. Al fin y al cabo, las Detectoras se pasan la Última Batalla manejando el Cuenco de los Vientos y las Sabias, (las principales) apoyando a Cadsuane en el monte de Shayol Ghul.
Me habría gustado que Egwene sobreviviera. Como dije antes, es uno de los personajes con la evolución más compleja y rica de toda la saga; desde la sencilla figura de la hija de un tabernero en Dos Ríos hasta convertirse en la Sede Amyrlin capaz de unificar la Torre Blanca, dirigirla en la Última Batalla, plantar cara al Dragón Renacido y a la emperatriz seanchan (el diálogo sostenido con Tuon es uno de los más tensos de toda la saga), trazar proyectos y alianzas entre Aes Sedai, Sabias, Las Detectoras de Vientos, etc. Egwene no solo se merecía convertise en la Sede Amyrlin de la Guerra, sino también de la Paz, de la paz tras el Tarmon Gai´Don, observar como sus proyectos y planes se van cumpliendo, etc. Eso no desmerece que su sacrificio sea sublime, la escena de su enfrentamiento contra M´hael y como descubre el tejido para contrarrestar el propio fuego compacto es impactante.
Mat y Perrin juegan también papeles fundamentales en la historia. Me sorprendió bastante el profundo manejo y conocimiento que llega a adquirir Aybara en el Sueño de los Lobos, superando incluso diría que hasta a los propios Renegados que se enorgullecían tanto de su habilidad en el Mundo de los Sueños. Mat, brillante. Sin él, la intervención seanchan habría sido imposible. Sin él, la victoria sobre Demandred habría sido imposible, pese a la inferioridad de recursos con los que contaba, (Demandred era inmensamente poderoso, casi diría que fue tan poderoso que no destruyó él solo a todo el ejército de la Luz porque quería ir jugando con ellos poco a poco para forzar a Rand a intervenir en el conflicto).
Acerca del final finalísimo de la saga
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- Me queda la duda de cómo Rand sobrevive. Es decir, se introduce en el cuerpo de Moridin, pero ¿cómo? ¿Aprovechando que estaba usando su cuerpo como canalizador del Saidin, Saidar y Poder Verdadero? ¿En qué momento alcanza el conocimiento para hacer esa especie de intercambio de almas entre ambos, por así decirlo? Solo hay como pista la frase de “Para vivir, tienes que morir”.
Me gusta la idea de que sobreviva, de que tenga otra oportunidad aparte de ser el héroe salvador de la humanidad, el dirigente de la humanidad, la oportunidad de retornar a una vida más sencilla, más simple, pura aventura y descubrimiento del mundo sin su fama, sin el peso de su nombre, abandonando su historia, su trayectoria. Incluso llega a sopesar que ninguna de sus amantes acabe siguiéndolo o tal vez sí lo haga. Sin embargo, el recurso para conseguir esa nueva oportunidad me parece demasiado imprevisto e improvisado, aunque el final de la historia y de los principales personajes son calcados a lo que pretendía Jordan, según he leído acerca de las anotaciones y observaciones de Sanderson en esta saga.